Nadie con dos dedos
de frente cuestiona hoy que el mundo se encuentra en una encrucijada,
consecuencia directa de una revolución, que alguien ha convenido en denominar
digital, para distinguirla de la acaecida en los siglos XVIII y XIX que se llamó Industrial; si bien en algunos
círculos intelectuales también he oído llamarla tercera revolución industrial.
Pero cuando casi todos creen que en la encrucijada solo podemos optar por dos
caminos, el economista norteamericano Dani Rodrik, nos lo pone más difícil
cuando nos demuestra que no son dos las opciones si no tres.
Dani Rodrik parte de
la base que en la economía actual hay tres conceptos fundamentales, Integración
económica internacional, también llamada Globalización, El Estado Nación y la
Democracia; estos conceptos situados en los vértices de un triangulo determinan
tres caminos posibles que serian los lados del triangulo, pues la historia se
ha encargado de demostrar la imposibilidad que estos tres conceptos, puedan
prosperar juntos si no solo de dos en dos.
Desde 1944 y hasta
hoy hemos funcionado por la opción que se pacto en los acuerdos de Breton
Woods, por los que se estableció el nacimiento del FMI y el Banco Mundial; y en
los que se optó promocionar los Estados Nación y la Democracia, en detrimento
de la Internacionalización, que en aquellos tiempos se la acusaba de ser el trasfondo
de los dos grandes conflictos mundiales que habían asolado desde la segunda
década del siglo XX.
En la década de los noventa,
con la revolución neocon impulsada por Ronald Reegan y Margaret Tatcher, los
poderosos del planeta, ven la posibilidad de ampliar sus beneficios en base a
internacionalizar la economía, suprimiendo controles, aunque manteniendo el
concepto de Estado Nación, si bien degradando la democracia, como hemos tenido
ocasión de comprobar en Grecia e Italia en estos últimos tiempos donde se han
puestos gobiernos sin pasar por las urnas; es lo que algunos denominan
dictadura de los mercados.
Otros intentamos proponer
circular por el otro lado del triangulo, el que favorece el La Internacionalización
de la economía y la democracia más
absoluta aunque esto signifique un detrimento del Estado Nación, usando el
federalismo como la fórmula de funcionamiento.
Las tres opciones
siguen sobre la mesa, y el trilema sigue sin resolverse y sin que salvo
pequeñas excepciones, como los cambios de gobierno en Grecia e Italia, nadie
haya conseguido imponer un determinado camino a todo el orbe planetario.
En nuestro país, la
derecha reaccionaria del Partido Popular en el gobierno y de los partidos
nacionalistas periféricos como el de Artur Mas en Cataluña, han optado por la
dictadura de los mercados, o sea, avanzar hacia la internacionalización
manteniendo el Estado Nación, obsérvese además que en el caso de Cataluña, se pretende
empequeñecer los estados nación en base a la creación de otros nuevos, cuestión
que si analizamos en profundidad, nos hará ver con claridad que lo que se
pretende es restar fuerzas a la democracia permitiendo el avance de la que
hemos llamado dictadura de los mercados, También actúan así la derecha,
civilizada europea, como la que representan Cameron y Merkel, que se muestran
muy dispuestos a impedir cualquier avance en la integración europea que vaya
más allá de una simple unión mercantil que poco o nada se distinga de la
globalización a nivel planetario que se está impulsando. Actitud muy parecida a
la de los populismos de extrema derecha emergentes en Francia, Holanda, Reino
Unido y en buena parte de la Europa oriental, que pretenden cargarse una UE que
avanza hacia una integración política, con el fin de mantener casi sin democracia
unos estados nación dentro del proceso de globalización.
La izquierda a la
izquierda del PSOE, IU e ICVEUiA, o los del reciente Podemos, intentan poner
puertas al campo echando el freno a la globalización, por lo que pretenden
quedarse como hasta ahora, potenciando el Estado Nación y la Democrácia, A mi
esta postura me recuerda a la de los obreros de finales del XVIII y primeros
del XIX, que destrozaban las máquinas de vapor en el desesperado y vano intento
de parar una revolución industrial que es habría de procurar un mejor nivel de
vida aunque radicalmente distinto al que estaban acostumbrados, en pocos años.
Finalmente la
socialdemocracia en España y Europa, es la única, salvo raras excepciones como
la ambigüedad del PS francés, que apuesta claramente por una UE de corte
federal, donde los estados nación que la componen vayan perdiendo peso
individual, en el concierto planetario de la globalización económica, deviniendo
como una potencia en igualdad de condiciones que los EEUA, China, Rusia, etc.
Amigos el trilema
sigue ahí y nosotros los ciudadanos seguimos teniendo, de momento, el poder
decisorio en nuestras manos, que el mundo avance por la imparable globalización
que las nuevas tecnologías permiten y conservemos la democracia o sea el poder
de decisión por sufragio universal directo y secreto, ampliándola sobre unas
bases de participación ciudadana, u opte por otros caminos, como el de
quedarnos como estamos, negando el progreso, o librarnos a la dictadura de unos
tecnócratas que no miran por el interés común si no en su propio beneficio.
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