¿Que debería
pasar ahora, después que el pasado 11 de setiembre 1,5 millones de los 7 que
constituyen el pueblo de Cataluña, saliera a la calle, pidiendo unánimemente de
secesión del resto de España?
En primer
lugar, e intentando hacer un análisis de urgencia, del porqué una cantidad tan
enorme de personas, en un día en extremo bochornoso, climatológicamente hablando,
salieran de sus casas para concentrarse en el centro de Barcelona gritando INDEPENDENCIA;
debemos considerar un superlativo hartazgo, de una situación a la que la
derecha en el poder, no ofrece salida alguna. En segundo lugar, decir que el
independentismo de siempre minoritario en nuestro país, ha conseguido, a través
de una media verdad, canalizar en su provecho una buena parte de las
frustraciones que sentimos en lo más íntimo los catalanes, después de largos
años, en que los separadores del estado español, nos han vejado, tratándonos
como un pueblo vencido al que se puede humillar impunemente.
En lo del
martes día 11 hay que ver la reacción a las burlas y sátiras de Rodriguez
Ibarra, las incomprensiones manifiestas de Esperancita Aguirre, del Aznar que
hablaba catalán den la intimidad, las vejaciones a nuestra lengua que se han
procurado desde grandes instituciones del estado, del menosprecio a una cultura
milenaria, y así hasta un larguísimo etc. Que culminaría en una sentencia
desfavorable a un estatuto de autonomía, refrendado por el Parlament, el
Congreso y el Senado y todo el pueblo de Cataluña, dictada por un Tribunal
Constitucional deslegitimado, no solo por ser ocupado por unos cargos que
deberían haber sido renovados tiempo a, si no por una serie de maquinaciones
políticas, que alteraban substancialmente las mayorías de su composición y ello
como consecuencia de un recurso del Partido Popular que nunca debió ser
presentado; sin olvidar la extraordinaria sandez de Monago este mismo mes de
setiembre.
Algunos, entre
los que me incluyo, opinamos que no debe interpretarse la masiva asistencia a
la manifestación con un aumento exorbitado de los independentistas convencidos
en Cataluña, aunque si como una seria señal de alarma de muchas cosas que no se
están haciendo bien políticamente hablando, en nuestro país. Desde el
Socialismo catalán, no se ha conseguido, ni cuando se ocupaba el poder ni ahora
desde la oposición, ilusionar a la ciudadanía con la idea de un estado federal
en España, a mi entender la gran solución para implicar a todos los pueblos que
constituimos España en un proyecto común; pero las reticencias de una parte
importante del PSOE, junto a una poco audaz gestión del PSC en el tema
estatutario, cuando se ocupaban posiciones de poder en Cataluña; además de las
feroces críticas, que desde el nacionalismo español y catalán, intuyendo el
consabido peligro que entrañaba a la tradicional política victimista de
separatistas y separadores, se lanzaron despiadadamente; por lo que en cierta
manera resulta lógico que mucha gente que se auto considera no independentista,
acabara asistiendo a la manifestación como señal de rechazo a las continuadas
vejaciones.
Creo llegado
el momento de aclarar posiciones, y los recientes cambios en el PSC, van en
esta dirección definiéndonos claramente como federalistas, con todas sus
consecuencias y desterrando las ambigüedades pseudo nacionalistas que nos
podían apartar del verdadero camino; también el discurso de Rubalcaba en la
Fiesta de la Rosa en Barcelona del domingo 16 de setiembre, donde de nuevo se
hizo referencia a la España Plural, nos hace concebir esperanzas que el
socialismo catalán y español ha sabido tomar nota de sus errores y en cuanto
recuperen el poder, la articulación de los pueblos que componen España, de una
vez y para siempre, mediante una federación va a ser prioridad principal.
Creo que es el
día 20 de setiembre, que Don Artur Mas y Don Mariano Rajoy deben verse las
caras en Moncloa por el tema del Pacto Fiscal, es allí donde veremos la
imposibilidad tanto de uno como de otro para entenderse, en estos temas de
intereses tribales, cuestión que contrasta con la facilidad de ambos para
llegar acuerdos de orden ideológico cuando se trata de aplicar las más salvajes
políticas neoliberales. El desacuerdo, va a ser aplaudido y celebrado, por los
de ERC, SI, DC, y demás grupúsculos soberanistas, que, obligaran a Don Artur a
convocar unas elecciones anticipadas con la pretensión sean plebiscitarias y
con la secesión de España, como punto principal y prioritario del programa de
Convergencia, (ya veremos si esto comporta una separación de Unió). Aunque
claro está, amigos lectores, todo está sujeto a la decisión de quien ostenta en
verdadero poder en Cataluña, Don Isidro Faine, presidente y factótum principal
de “La Caixa”, que de momento no ha dicho “esta boca es mía”
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