Estos días y sin
saber muy bien porqué, me vienen una y otra vez a la cabeza las palabras del
presidente Zapatero, cuando por imperativos de doña Ángela Merkel y del atajo
de conservadores austericidas que regían y rigen en la Union Europea, recortó
los salarios a los funcionarios y trabajadores de la administración pública
además de congelar las pensiones de los jubilados, excepto las de mínimo
importe, “Debo hacerlo, cueste lo que me cueste” y ¡¡¡vaya si nos costó!!!,
A él, el puesto de
presidente, a su partido, una penosa travesía del desierto y a la gran mayoría
de españoles, además del mayor recorte en derechos sociales de toda la historia
y la profundización del abismo entre ricos y pobres, el retroceso ideológico
más grande de toda la historia que pretende retrotraernos, a los planteamientos
decimonónicos del origen del capitalismo, donde la explotación del hombre por
el hombre, y la ausencia del respeto a los derechos humanos, estaba al orden
del día.
Parece como si de un
plumazo, se hubieran borrado todos los derechos conseguidos después de derrotar
al fascismo al final de la II Guerra Mundial en Europa y treinta años más tarde
en España, cuando el dictador traspasó, por obra y gracia de unos cuantos
poderosos no dispuestos a compartir la riqueza que se genera con el trabajo de
todos.
Por lo que se ha
visto, la socialdemocracia, tanto en España como en Europa, no ha sabido
adaptarse y asumir responsabilidades para seguir gobernando los procesos
económicos, en un mundo globalizado, si no que lo que ha hecho es dejadez,
empoderando a la minoría pudiente, y conformándose con las migajas que estos
permitían se cayeran de su mesa para todos los demás.
¿Recuerdan Vds. los
silenciaos de la socialdemocracia europea, cuando en las reuniones del G-7 o el
G-20, los llamados anti sistema, de forma más o menos violenta clamaban contra
la globalización? No quiero decir con esto, que los socialdemócratas debieran
haberse situado a la cabeza de las manifestaciones, si no que sus cabezas
pensantes, sus economistas y sus pensadores, deberían haberse puesto manos a la
obra, día y noche, hasta encontrar la fórmula que el fenómeno globalizador
pudiera ser canalizado convenientemente a favor de la justicia social y del
fomento de los grandes valores humanistas de libertad, igualdad y solidaridad.
Pero esto no se hizo
cuando tocaba y luego tuvieron que decir “Voy hacer esto, Cueste lo que me
Cueste”
Ya he dicho en muchas
ocasiones que no tengo estudios económicos como para proponer soluciones, pero
si me atrevo siguiendo una cosa tan simple como es el sentido común de decir
que la clave se encuentra en el empoderamiento de la sociedad en general y no
de unos pocos privilegiados.
Pero ¿cómo se
consigue este empoderamiento? Sencillamente arrebatando el poder a quien lo
tiene y dándoselo a la sociedad en general.
La izquierda clásica
y en particular los revolucionarios comunistas del pasado siglo XX, optaron por
la abolición de la propiedad privada y la elevación a los altares del concepto
de economía planificada y de la propiedad estatal como garantía de reparto
justo de la riqueza generada, sin embargo la aplicación práctica de este
sistema, adoleció de graves defectos que se pusieron de manifiesto con la caída
del muro de Berlín, pues en la práctica se había creado la clase social de los
burócratas a los que poco les importaba la marcha de las empresas mientras
ellos no perdieran sus privilegios.
Hoy unos
desorientados ciudadanos, que contemplan despavoridos, como se desmonta en
Europa, la estructura económica del estado del bienestar, claman por una vuelta
atrás a la economía planificada y un sector público omnipotente, y encuentran
el discurso preciso en unos interesados grupos populistas; craso error, pues
nunca una vuelta atrás a servido para avanzar hacia el progreso, pues las
circunstancias no son las mismas, ni muchísimo menos.
Pienso que la
solución de hoy residen en la convivencia de un sector público bien gestionado,
con un sector privado no concentrado, donde la propiedad esté repartida entre
todos aquellos que trabajan en la empresa, lo que se viene llamando como
economía social, Cooperativas SAL, etc.
La propuesta vale
también para el sector financiero, que a mi entender debe girar alrededor de
unas grandes entidades de carácter público, y una serie de satélites, la
propiedad de los cuales deben ser sus impositores y trabajadores.
Solo así
transformando realmente la injusta realidad actual, conseguiremos que nadie de
izquierdas diga de nuevo, “Cueste lo que me Cueste”
Lo que le esta " costando " al que pronuncio esas palabras es una muy buena vida y lo que les esta costando y les costara a una gran mayoría de ciudadanos de este país es sufrimiento , dolor , miseria ,impotencia , vergüenza y a algunos les costara hasta la vida
ResponderEliminarAyer ya lo dije y no ha salido , lo repito hoy haber si hay mas suerte .Esta claro que al autor de esa frase ( Debo hacerlo, me cueste lo que me cueste ) le esta " costando" una muy buena vida y que a una gran parte de los ciudadanos de este país les esta costando, miseria , desesperación , impotencia , vergüenza y a algunos hasta la vida
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