Acabo de oír que en
la última encuesta del CIS, a la nueva fuerza de la izquierda utópica española,
Podemos, se le atribuye una intención de voto cercana al 15% lo que la
situaría, en el caso de celebrarse hoy las elecciones, como tercera fuerza en
el parlamento de la Carrera de San Jerónimo.
Si bien el trabajo de
campo de los encuestadores, se realizó en los días en que Pedro Sanchez era
elegido secretario general del PSOE, y en consecuencia, no se había producido
aún el cambio en el partido de la izquierda posibilista que el PSOE representa,
si debo decir que este hecho marca tendencia y que en cierta manera, la gran
dosis de populismo que el discurso de Podemos conlleva, está calando entre los
desesperados de la sociedad española que a pesar del discurso triunfalista del
Partido Popular, día a día aumentan en nuestro país de forma alarmante.
Como los que siguen
habitualmente mis escritos en este blog saben, yo soy de los convencidos que la
humanidad entera se encuentra inmersa en un período revolucionario, que algunos
han convenido en denominar Digital y donde se va a experimentar un cambio
radical de las formas de vida, trabajo y convivencia humana, equiparable al que
tuvo lugar en el siglo XIX, con la revolución industrial.
Cambios, que
afectaran, las familias tal y como las conocemos, cambios que ya empiezan a
notarse, habiendo de aceptar incluso por parte de las instituciones más
reticentes, unos nuevos modelos de familia, que tan solo hace 50 años, ni
intuíamos, que pudieran existir de forma institucionalizada, como las parejas
del mismo sexo, o las mono parentales. Tampoco la manera de relacionarnos como
grupo, cuando disponemos de una herramienta en el bolsillo que nos permite en
cada instante, estar conectados con el resto del mundo, no solo en formato
audio si no de imagen, va a ser igual en un futuro por cuanto no van a ser necesarias tantas reuniones
presenciales, para tomar acuerdos, para dirigir proyectos que persiguen un
determinado fin.
Las empresas tampoco
van a ser iguales, ya hoy es factible en muchos empleos, trabajar desde casa,
haciendo innecesario el desplazamiento a un centro de trabajo. Dentro de pocos
años, la gran mayoría de trabajos en las fabricas, serán realizados por robots.
Una ojeada en las
horas punta en los transportes públicos, nos muestra el gran cambio que se ha
producido en las relaciones sociales, cuando ves casi a todo el mundo, móvil en
ristre, mensajeando con amigos, familiares y conocidos.
De todo ello, debemos
admitir, que el análisis de la realidad social que se hizo al principio de la
democracia del que se van a cumplir tan solo 36 años, hoy resulta del todo
obsoleto, y que las soluciones que en aquellos tiempos se adoptaron hoy de poco
nos van a servir. Si esto es así, mucho más caducada es la realidad más
pretérita, cuando en las fábricas trabajaban niños de 12 años, los obreros
estaban desposeídos de todo y sin derechos ninguno e incluso calzaban
alpargatas. Hoy debemos admitir que la clase obrera ha cambiado, quien más
quien menos tiene su coche, y muchos su segunda vivienda, o se permite el lujo
de viajar en vacaciones, no en vano el poder adquisitivo medio en España, se ha
multiplicado por seis en los años de democracia.
¿Cómo ha reaccionado
la socialdemocracia europea, ante esta
evolución? A mi entender a partir del final de la segunda
guerra mundial, en cuanto consiguió
consolidar el llamado estado del bienestar, se tumbó a dormir una larga siesta,
mientras el capitalismo salvaje y depredador, si aprovechaba el tiempo
analizando la nueva realidad y buscando las estrategias para sacar el mejor
partido para sus intereses; tanto es así que cuando la izquierda ha querido
despertar, ya le habían sobrepasado los acontecimientos por encima de sus
cabezas.
Hoy en España, y en
muchos países de la UE, vemos reaparecer, el discurso izquierdista
decimonónico, por parte de la denominada izquierda radical, que intenta pescar
votos en las revueltas aguas de los desesperados y desahuciados por la salvaje
crisis económica que padecemos, mientras que la socialdemocracia, a la que
también llamamos izquierda posibilista, sigue bostezando al despertar de su
larga siesta, intentando a la desesperada, buscar nuevos liderazgos que le
conduzcan a una nueva estrategia victoriosa, partiendo de un correcto análisis
de la nueva realidad.
¿Cómo va a evolucionar
la revolución digital? Y ¿cuál será el nuevo modelo social, al final del
camino? La acertada respuesta a estos dos preguntas, es la que va a determinar
el nuevo contrato social que la izquierda debe promover a partir de ya y
dejarse de historias antiguas como la izquierda radical con Podemos al frente
intenta imponer, cuando nos dice que hay que frenar la globalización. No se
puede detener el progreso y la globalización económica forma parte de él. El
verdadero discurso de la izquierda del futuro, debe ser el de evolucionar,
hacía, la globalización política y democrática, de manera que nos permita
dominar y someter a la economía y no como ahora sucede que es la economía quien
nos domina, a toda la sociedad.
Los cantos de las
sirenas, según nos cuenta la Odisea de Homero, resultaban la perdición de los
marineros, que acababan perdiendo de vista el verdadero objetivo y se lanzaban
al agua, en busca de un falso paraíso y perdiendo la vida. Hace ahora 100 años, los proletarios europeos,
perdieron de vista su objetivo principal internacionalista, prestaron oídos a los cantos de sirena del
nacionalismo, vistieron el uniforme militar de cada país y se metieron de lleno
en una guerra salvaje, que les retardó su progreso por más de 50 años.
Hoy los cantos de
sirena, vienen también de una izquierda que nos promete lo imposible, en base a
soluciones del pasado que no pueden ser nunca efectivas y que como antaño,
pretende convencernos de echar freno al progreso, persistiendo la idea de los
estados nación, cuestión que sin duda ninguna nos debe conducir
indefectiblemente a un nuevo enfrentamiento de dimensiones impredecibles.
Todo esto coincide que en el tiempo que queda hasta la elecciones generales, sigan saliendo casos demostrados de saqueo a lar arcas publicas, sentencias por corrupción y se sigan dando sueldo millonarios a los que pasan la puerta giratoria, mientras los grandes partidos callan , el ciudadano puede ir a votar con un cabreo de que las crisis la ha pagado el pueblo de su bolsillo , mientras los ricos son protegidos, el discurso tiene que tener mas fuerza y limpiar el partido pijos que se llaman de izquierdas
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