lunes, 18 de enero de 2010

RACISMO, XENOFOBIA, EXPLOTACIÓN


Me sorprende enormemente estos días, comprobar la gran cantidad de racistas que hay en nuestro país, en verdad les digo amigos, que nunca hubiera pensado que los españoles, un pueblo abierto, acogedor y ancestralmente permeable a todas las influencias culturales de todos los confines del planeta, reaccionara tan tibiamente, ante el reto planteado por la grave e ilegal decisión adoptada por el ayuntamiento de la ciudad de Vic, de negar el empadronamiento a todos aquellos seres humanos llegados a nuestras tierras, huyendo de una miseria que nosotros mismos, el opulento mundo occidental, hemos procurado en sus países de origen.

Oír las palabras del alcalde, militante de Unió Democrática de Cataluña, la formación derechista asociada a la nacionalista Convergencia, justificando su actitud por el hecho que en la oposición del consistorio, de la capital de Osona hay una fuerza con ideario declaradamente xenófobo, Plataforma por Cataluña, que ha sido votada por un número de ciudadanos, a los que el atribuye parte de razón; me ha repugnado profundamente, tanto como las del representante de la formación racista, cuando trata a los inmigrantes mal llamados ilegales, peor que a las bestias, negándoles casi, el derecho a la existencia.

Los ciudadanos de Vic en primer lugar, que al fin y al cabo han sido los que han votado tanto al alcalde como al xenófobo Anglada, así como también estos muchos otros ciudadanos que justifican la decisión adoptada, deberían reflexionar, sobre la directa responsabilidad que ellos tienen en el fenómeno mal llamado de la inmigración ilegal, cuando sin el mínimo pudor han contratado durante mucho tiempo a bajo precio y en clave de economía sumergida a muchos de ellos, explotando su necesidad y llenándose los bolsillos, con el ahorro de la seguridad social y los impuestos que la contratación de personal lleva adherida. Si todos ellos, hubieran contratado legalmente, hoy no podrían llamar ilegal a nadie, auque esto les hubiera representado una disminución considerable de sus beneficios.

En segundo lugar, la reacción de los máximos líderes políticos catalanes de la derecha, apoyando y justificando la decisión, como han hecho Duran i Lleida i Oriol Pujol, por un lado, y Alicia Sanchez Camacho del PP por otro, se me antoja especialmente reveladora, del gran mal que lleva intrínseco el nacionalismo, sea de tipo españolista o catalanista, siempre excluyente y marcador de las diferencias, entre seres humanos.

En el momento de escribir estas líneas, me entero que las altas instancias del PSC, el partido de los socialistas catalanes, que en la localidad de Vic forman parte del gobierno, conjuntamente con Convergencia i Unió i Esquerra republica, han instado a los concejales antedichos a rectificar y no apoyar de ninguna de las maneras la decisión. Por fin una posición sensata en este maremágnum de intransigencia, una posición sensata que como no podía ser de otra manera ha partido de la izquierda, que en todo son los únicos en este país que parecen tener claras las ideas.

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