sábado, 7 de septiembre de 2013

CUANDO CiU SE QUITA LA CARETA


Se acerca el 11 de setiembre, día en que hasta hoy, todos los catalanes independientemente de su manera de pensar, celebrábamos la fiesta que nos identifica como pueblo solidario, poseedor de una cultura evolucionada y que sigue en continua transformación por la influencias de las otras con las que compartimos residencia. Fiesta que de la que este año se han apropiado los que están convencidos que este modelo de convivencia y solidaridad no debe seguir evolucionando, si no que debemos substituirlo por otro de confrontación y cerrado de puertas, o como mucho de abrirlas con condiciones que siempre van a determinar la superioridad de unos ciudadanos sobre otros.

Sentada esta premisa, paso a analizar la posición que en este asunto ha adoptado el Gobierno de la derecha nacionalista de la Generalitat, que por un lado debería ser el gobierno de todos los catalanes, pero que por otro va camino de ser el de una minoría de excluyentes, temerosos de perder las más preciadas esencias.

Convergencia y Unió se había definido siempre como un partido nacionalista, aunque de ningún modo independentista, cuestión que yo personalmente  discutía muy ampliamente con un amigo militante de CDC, hoy lamentablemente desaparecido, intentado hacerle ver la independencia de la nación, como la meta suprema de todo nacionalismo que se precie, y que a mi entender la posición de CDC de negar el independentismo, obedecía a una simple estrategia, para permitir a Jordi Pujol seguir manteniéndose en el poder utilizando su famosa ambigüedad calculada, que le permitía gozar de los apoyos necesarios e interesados, incluso de otros nacionalistas contrarios como el Partido Popular.

El regreso al poder de CiU en 2010, después de siete años de travesía del desierto, de la mano de Artur Mas, si bien aparentaba una voluntad de continuidad con el Pujolismo; muchas declaraciones y algunas actitudes de los nuevos líderes ya insinuaban una voluntad de hacer pasos adelante en el nacionalismo, aunque sin pasarse, pues su gobierno en minoría de aquella legislatura, contó con el apoyo inestimable del PP. 

La nefasta gestión del tema del estatuto de autonomía, que el Partido Popular protagoniza con el recurso y posterior miope sentencia del un TC totalmente desprestigiado como institución después que el PP se opusiera, a su renovación durante al mandato del PSOE, y de toda una serie de recusaciones de uno y otro signo, que llevó a descalificar una ley orgánica y fundamental del estado como fue el Estatuto de Autonomía de Cataluña, ratificado por el parlamento catalán, enmendado y aprobado por el parlamento español y votado en referéndum por el pueblo de Cataluña; consiguió incrementar notablemente los creyentes en el discurso de la independencia como solución a muchos de los problemas que la comunidad catalana tiene planteados, en base sobre todo al dar verosimilitud al argumento utilizado por las formaciones independentistas, que es imposible obtener nada de España a través de la negociación pues con todo tipo de subterfugios no respetan los pactos a los que se han llegado. Todo ello culmina, el 11 de setiembre del 2012, donde un buen número de ciudadanos sale a la calle, al grito de independencia, aunque muchos de ellos, asistieron en reclamación del llamado "derecho a decidir", o sea que se reconozca el derecho de los ciudadanos a decidir sobre su futuro.

Los lideres convergentes, encorsetados en un gobierno minoritario, y dependiente del PP, interpretan equivocadamente la magna manifestación como un giro del electorado catalán hacia el independentismo y es así que deciden convocar elecciones, pensando en conseguir una mayoría absoluta, que les permita, administrar y utilizar esta fuerza que se manifestó en la calle, como arma de negociación ante el gobierno de Mariano Rajoy. El error de cálculo se pone de manifiesto cuando el resultado electoral les es totalmente adverso, y aunque siguen conservando el ser la fuerza más votada, los escaños disminuyen en gran número. Pactan entonces el soporte a un nuevo gobierno aún más minoritario que el anterior con ERC, que les pone como única condición el avance en el proceso soberanista, y el no acceder a ninguna consejería, a fin de no desgastarse con la acción de gobierno. Tanto es así que en el escaso año de legislatura que llevamos, el parlamento catalán ha sido incapaz de sacar adelante ninguna ley, ni tan solo los presupuestos de este año, salvo unos cuantos decretos y creación de organismos referentes a la famosa consulta y la búsqueda de amparo legal para una declaración de independencia.

Ahora cuando nos acercamos a una nueva “Diada” que al pretender ser secuestrada por el independentismo radical sin ambages de ningún tipo, consiguiendo la defección de muchos dubitativos, que si bien están por el derecho a decidir, prefiere otro tipo de opciones más solidarias con el resto de España que no la independencia, los de CDC se quitan la careta y nos muestran su faz más próxima al fascismo de la Lega Norte italiana, con el cartel que encabeza este articulo.

Estoy convencido del negativo impacto en el entorno convergente que este cartel, junto con la cada día mayor desafección de los votantes convergentes que señalan las encuestas, es lo que obliga a Artur Mas, poco antes del Once de Setiembre, a iniciar una especie de marcha atrás, diciendo que no se realizará una consulta que no sea legal, y que en ningún caso va a convocar elecciones antes de 2016 agotando la presente legislatura, elecciones, eso si, que el propio Artur Mas, califica de plebiscitarias. Todo ello coincidiendo “casualmente” con una andanada contra el PSC por parte de la fiscalía en referencia al más que enredado caso de espionaje de Método-3, cuando este partido con sus planteamientos federalistas está consiguiendo el soporte de sus homónimos del resto de España, y soportes de organizaciones económicas catalanas como el Cercle de Economía, así como de otros lobby, importantes en todo el territorio español.

Poco le dura a Convergencia su quitada de careta, pues su ultranacionalismo catalán se queda pequeño en un mundo globalizado como el de hoy y con toda seguridad, presiones de propios y ajenos, están aconsejando al presidente catalán moderar muy mucho su ímpetu pues una gran mayoría de catalanes, no ve adecuado a sus intereses una confrontación interna en Cataluña, y mucho menos con el estado español, aparte también de los inputs que llegan al Palau del la plaza de Sant Jaume, en el sentido que la comunidad internacional, no está en estos momentos por la labor de respaldar una secesión en Europa.

Veremos lo que sucede estos próximos días, veremos qué actitud acaba adoptando ERC, después del "ara no toca" de Don Artur Mas y si el acercamiento de CiU al PP, con las conversaciones medio secretas, acaba por convertirse en una realidad, que le permita aprobar los presupuestos y resistir hasta el 2016. En el momento de escribir este artículo todo está en el aire, excepto, el paso atrás de Artur Mas, que un servidor ya pronosticó hace tiempo en diversos comentarios en facebook y otras redes sociales.

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