Ha quedado
demostrado, por activa y por pasiva que la idea de una Unión Europea capaz de
tratar de tu a tu con las grandes potencias de América y Asia, USA y China,
solo puede ser factible desde una concepción izquierdista, la única que desde
una convicción internacionalista, es capaz de superar todos los condicionantes
que la idea tribal y diferenciadora que el decimonónico nacionalismo impone.
Solo a través
de la defensa a ultranza de los grandes valores humanistas de la libertad, la
igualdad y la solidaridad, seremos capaces de articular un sistema económico,
generador de riqueza, equitativamente repartida, capaz de demostrar al mundo
que existen alternativas al egoísta e insolidario sistema liberal
neoconservador, que rige en estos días.
Debo reconocer
sin embargo, la posibilidad que se acabe montando una UE de corte neoliberal,
sin base democrática y partiendo de la base del dominio de uno o dos sobre
todos los demás, al igual que lo que pretendía Hitler mediante la fuerza de los
Panzer y la Lutwaffe. Hoy de una forma no tan salvaje se busca ejercer el mismo
dominio mediante casi tan destructiva como las divisiones acorazadas, como es
el control absoluto del crédito. ¿O no es verdad que Grecia se encuentra ya en
esta posición de pleno dominio alemán y España va por el mismo camino? Aunque
se quiera aparentar que las decisiones se toman desde Bruselas y del BCE, cada
vez tenemos más claro que las directrices se marcan desde Berlín y la sede del
Bundesbank.
¿Queremos una
Europa de este tipo? Seguro que no, pues la UE debe tener como objetivo
principal el bienestar de sus ciudadanos, sin exclusiones de ningún tipo.
¿Quien entonces, puede garantizar esta premisa, pues únicamente la
socialdemocracia y el estado del bienestar como garante de un justo reparto de
la riqueza que generamos.
La idea de la
UE, surge tras la II Guerra mundial, con la finalidad que un desastre, como el
ocurrido y que contaba con numerosos precedentes históricos, no se volviera a
repetir; se trataba de comprometer a los antiguos contendientes, a través de
lazos económicos lo suficiente mente fuertes, con el fin de obligar a
solucionar las diferencias mediante el dialogo y no a garrotazos.
En aquellas
circunstancias, derecha e izquierda, no solo en Europa si no también en todo el
mundo occidental, convinieron en que los principios socialdemócratas eran los
únicos que podían garantizar un plan viable de recuperación económica de la
devastada Europa y es así que con el poder económico sometido a los dictados de
la política se consiguió, hasta los años 90, no solo el mantenimiento de la paz
si no un extraordinario progreso económico como nunca se había conocido. En los
años 90 de la pasada centuria, la revolución neocon promocionada por Ronald
Reegan y Margaret Tatcher, viene a invertir la situación, a partir del momento
en que la consagración del individualismo, viene a desplazar los grandes
valores del socialismo en general y el de la solidaridad en particular; y todo
para conseguir permutar la preeminencia de la política sobre la economía.
Todo lo
expuesto anteriormente, me hace concluir que en la nueva configuración
económica que se está estructurando en estos albores del siglo XXI, en base a
la supremacía de unas grandes potencias económicas, la primera en América,
fundamentada en el neoliberalismo desregulado más salvaje y en Asia, en base,
en base a sistemas autocráticos carentes de toda libertad, Europa puede y debe
surgir como tercera potencia, democrática por excelencia y en base a un reparto
muy justo de la riqueza y donde la explotación del hombre por el hombre quede
del todo relegada. Para ello sin embargo, los europeos debemos sacudirnos con
rapidez los lastres de unos nacionalismos decimonónicos y entregarnos en cuerpo
y alma a una concepción política federal del viejo continente, con gobierno
basado en los claros principios del socialismo democrático humanista, Libertad,
Igualdad y Solidaridad.
El camino por
esta senda, ya está emprendido, en Francia con las elecciones legislativas del
2013 se consolidará la victoria obtenida por François Hollande; las encuestas
vaticinan, un extraordinario ascenso de la socialdemocracia en Holanda, en las
próximas elecciones del proximo setiembre; en Alemania cada vez está más clara
la derrota del actual gobierno de la CDU que preside Ángela Merkel, a favor de
los socialdemócratas del SPD; por ello los españoles debemos mirar el futuro
con un cierto optimismo y solo debe preocuparnos encontrar la fórmula para
echar cuanto antes el rancio gobierno derechista que preside Mariano Rajoy,
para no perder el tren del futuro que va pasar muy pronto.
Totalmente de acuerdo amigo Cosme,con tu análisis, ójala se hagan realidad tus predicciones, porque sólo hay dos ideologías en el mundo: la que ha creado la crisis y la que defiende al pueblo, no hay más. Como ya han dicho, Merkel ha conseguido lo que no consiguió Hitler; yo ya he dicho que estamos en la 3ª Guerra Mundial, nadie dijo que iba a ser con bombas y misiles, es financiera, y hay que crear nuevas armas para combatirla. Un abrazo.
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