En plena Pandemia mundial, el gobierno español que preside Pedro Sánchez lleva un año de frenética actividad, que se ha traducido, no solo en contener al Corona Virus, si no en una serie de disposiciones, que han sentado las bases para que el 2021, pueda ser efectivamente el año no solo de la recuperación económica después de la crisis, si no el de un nuevo sistema económico capaz de generar riqueza en este siglo XXI, susceptible de ser repartida de forma equitativa y con justicia social.
La aprobación de una nueva ley de educación que ha puesto fin a la LOMCE del ex ministro Wert, ha sido un punto de vital importancia, pues potencia decididamente la enseñanza pública, fomenta la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos en el acceso al conocimiento, sin limitación alguna por causas económicas y sienta definitivamente las bases para que las futuras generaciones de españoles sean las más preparadas de toda la historia de nuestro país y estén en condiciones de tomar iniciativas productivas y generadoras de riqueza.
La aprobación por amplia mayoría de los presupuestos generales del Estado para el 2021 ha sido un nuevo hito conseguido por el equipo de gobierno que va a permitir la consolidación de este gobierno para tres años más, lo que va a permitir el desarrollo del programa que le llevó a ganar las elecciones, además de procurar la gestión de los fondos europeos para la recuperación dentro de los cánones que marca la propia UE.
No debemos olvidar tampoco el mérito de conseguir para España 140.000 millones de Euros, 75.000 de ellos a fondo perdido, como base para el cambio de sistema económico, que lejos de estar basado en la especulación y la destrucción del medio ambiente. Es una ayuda importante que nos va a poner al día y recuperar no solo los desastres económicos de la crisis del Corona Virus, sino también los de la anterior, la financiera del 2008.Es necesario rebajar la dependencia de nuestra economía del sector turístico, cuestión que no debe hacerse rebajando el sector turístico si no aumentando y diversificando los otros sectores.
Con todo una de las cuestiones que se me antojan de más importancia en la labor de gobierno este año, y que de hecho va a marcar muy mucho el futuro de nuestro estado de derecho ha sido la gestión escrupulosamente autonómica de la pandemia Del Covid 19, y que por primera vez en la historia de nuestra democracia ha puesto a prueba, la capacidad de gestión de los diferentes gobiernos autonómicos, al tener todos ellos transferidas las competencias en sanidad. Las frecuentes reuniones del consejo interterritorial de Sanidad, donde se establecen las líneas generales de todo aquello que tiene que ver con el combate a la pandemia incluido el plan de vacunación han conseguido que nadie pueda criticar las disposiciones que han sido fruto del acuerdo en que todos han participado.
En lo que se refiere a la vacunación y después que el gobierno central, cumpliera a rajatabla los compromisos adquiridos en entregar las dosis prometidas semanalmente a todas y cada una de las comunidades repartidas según los criterios acordados en el Consejo interterritorial de Sanidad, salvo una o dos semanas por problemas logísticos de Pfizer, que la UE se ha encargado de resolver, hemos podido ver como la poca previsión o quizás decir la poca efectividad de algunos gobiernos autonómicos, han desembocado en unas comunidades haya puesto en el plazo de una semana el 100% de las vacunas recibidas y otros, con diferentes excusas solo han llegado entre el 5 y el 10%. Ello nos lleva a pensar en la poca importancia a la hora de las elecciones autonómicas que los ciudadanos acostumbramos a dar a estos comicios, con el resultado que algunos han quedado claramente en evidencia como en Madrid o Cataluña, que no han sido capaces de organizarse para dar un servicio público correcto a los ciudadanos; y no solo son las dos comunidades con más contagios y los índices más altos, sino que se han mostrado totalmente incapaces de organizar un sistema efectivo de vacunación a sus ciudadanos.
Una lección debemos sacar de todo ello que no es otra que en las autonómicas tal y como en las generales debemos mirar muy mucho a quien votamos, pues no se trata de gobiernos de segunda ni tercera categoría, sino que en los que tienen competencias deben ser plenamente responsables y no vale pensar que en caso de apuro va a salir el gobierno central, asumiendo las responsabilidades que no se cumplen, sin consecuencias para los incumplidores.
Creo que en este primer año de gobierno progresista, en España hemos conseguido sentar unas buenas bases y con todo lo que hemos dicho hasta ahora, en 2021, podemos estar en condiciones de empezar la recuperación y vuelta a la normalidad, al disponer de una sólida base tal y como hemos indicado en este post. Dicho de otra manera, la recuperación no nos pilla con los deberes sin hacer, por lo que la confianza de aquellos que nos ayudan es hoy completa y no como tiempo atrás donde la incertidumbre reinaba en este país. Pedro Sánchez y su equipo tienen las ideas muy claras, y a pesar de que en muchos gobiernos autonómicos siga reinando el confusionismo y el no tener plan alguno para el futuro inmediato, es seguro que vamos a salir todos adelante sin que nadie se quede atrás.
Gracias a la ingente labor del gobierno de coalición, España no vamos a afrotar la recuperación de la crisis partiendo de cero sino de sólidas bases que durante este primer año de vida se han conseguido consolidar.