Escribo
este post después de recibir una ingente cantidad de comentarios en mi página
de faceboock, de parte de la comunidad latinoamericana a mi reflexión en este
mismo blog titulada NO ÉS LO MISMO LA DERECHA QUE LA IZQUIERDA
http://cosmem.blogspot.com/2020/05/no-es-lo-mismo-la-derecha-que-la.html donde la
mayoría expresaban sus desagradables vivencias, en los diversos países de la
comunidad americana y de ascendencia latina.
Después
de leer atentamente todos ellos e incluso contestar alguno, después de
reflexionar profundamente sobre el desánimo que gran parte de ellos inspiran,
he decidido compartir esta nueva reflexión sobre el tema al darme cuenta que
los conceptos derecha e izquierda no tienen el continente americano, el mismo
significado que en Europa y concretamente en España. Ante todo, debo admitir mi
desconocimiento de la realidad latinoamericana y por lo tanto les ruego me
disculpen si cometo alguna incorrección en el transcurso de este artículo que
por otro lado agradeceré me hagan notar, con el fin de enmendarme y no volver a
caer en el error además de comprender mejor estos países que de siempre he considerado
hermanos. Mi percepción de lo que pasa en Latinoamérica se basa exclusivamente
en lo que leo en los periódicos, y en mis conversaciones con algunos
latinoamericanos residentes en España y mi estancia como turista el pasado mes
de noviembre de 2019, en el sur de Chile y Argentina.
Entiendo
que en Latinoamérica, no existe la gama de grises, allí todo es blanco o negro,
políticamente hablando, los espacios del centro derecha o centro izquierda que
en Europa son tan deseados de ocupar por los partidos políticos con
pretensiones de gobierno, en el cono sur y centro América, sencillamente no
existen, de la izquierda bolivariana pseudo comunista como la que representa
Maduro en Venezuela se pasa a la derecha extrema como sería el caso de Jair
Bolsonaro en Brasil que no duda ni por un momento en seguir predicando un
concepto neo liberal en lo económico a pesar que resultó un tremendo fracaso en
la solución de la pasada crisis económica financiera a partir del año 2007.Los
que pretenden ser moderados de la banda izquierda como los peronistas en
Argentina, llegan al poder después de un tremendo fracaso en la resolución de
la crisis, con la doctrina neoliberal de
la derecha que se ha saldado con más hambre y más desigualdad social, pero con
una mochila de corrupción del kichnerismo que le sigue dando poca credibilidad.
La tremenda fractura social que se apunta en Chile, imposibilita la aparente
voluntad de Sebastian Piñera de presentarse como un liberal moderado en lo
económico y un gestor eficaz en lo social.
Intuyo
también con enorme preocupación que en nacionalismo sigue muy activo en la
ciudadanía y la separación étnica, sobre todo con las comunidades indígenas
sigue siendo considerado un valor inmutable y ello me lleva a pensar que va a
ser un grave impedimento para conseguir aunar esfuerzos en el empeño de
alcanzar la fortaleza necesaria para sacudirse el lastre de la dominación y
explotación del vecino del norte.
No es
desde la radicalidad y el extremismo, que en este siglo XXI, se van a conseguir
los cambios sociales, si no desde el respeto más absoluto a las normas
democráticas y el tener claro el concepto que la riqueza generada con el
trabajo y el esfuerzo, no pertenece a unos pocos sino a la totalidad de los
ciudadanos y que es a través de una justa fiscalidad como debe ser repartida
equitativamente.
A mi
entender, solo el socialismo democrático, garantiza el cumplimiento de estos
principios y empieza a ser urgente que esta doctrina regrese a Latinoamérica y
acabe imponiéndose para que de forma totalmente pacífica acabe por transformar
la injusta realidad presente y más pronto que tarde consiga entrar el
continente americano en la nueva, justa y equitativa sociedad del siglo XXI.
Partiendo de la superación del nacionalismo e iniciando el camino hacia la
construcción de nuevos entes supra nacionales que estén en condiciones de
competir de igual a igual con las grandes corporaciones multinacionales, la
mayoría de origen estadounidense. ¿Por qué no empezamos a pensar en unos Estados Unidos Latinoamericanos?