En estos tiempos convulsos
que nos ha tocado vivir, donde nos bombardean con mensajes que cargan contra la
política y los políticos en general, acusándoles desde uno y otro lado de todos
los males que nos afligen; me viene a la memoria, aquella expresión atribuida a
Franco, cuando decía a un colaborador, “Vd. Haga como yo, no se meta en
política”.
De hecho la frase venia a sintetizar todo el pensamiento fascista Joseantoniano, que inspiró el golpe de estado militar y la consecuente guerra civil que terminó con la democracia en España por un período de 40 años. Para la derecha española, la política democrática es el gran inconveniente, que limita y coarta el mantenimiento del poder real de unos pocos sobre la mayoría.
Desde el momento en que se
recupera la democracia en España y en particular a partir que en 1982, cuando
el PSOE accede al gobierno, bajo el lema no de ser el gobierno del pueblo, sino
que el pueblo sea quien gobierne, se desata una gran campaña mediática de
desprestigio a la clase política en general, magnificando los errores,
sobretodo los de la izquierda, recuperando la táctica fascista del período
autocrático de relacionar política con corrupción. La expresión, “Todos son
iguales” cuando un caso de corrupción ve la luz, es altamente significativo de
la mala intención de quien mueve los hilos de los medios de comunicación, que
muy bien sabe no es un problema generalizado.
Si es verdad que la
corrupción y un exceso de confianza en personas que no lo merecían fue el
responsable de la caída del gobierno de Felipe Gonzalez en 1982, casos como los
Roldan o el GAL, fueron paradigmáticos en este hecho, sin embargo y aquí viene
lo más curioso a mi entender, en los siguientes 8 años de Aznarato, cuando la
corrupción adquiere carta de naturaleza, dentro de una impresionante burbuja
inmobiliaria, y el socialismo reforma sus estructuras para echar a los
corruptos de su seno, cuando estalla un nuevo caso, en los medios y en la
mentalidad de muchos ciudadanos, se recuerdan los del gobierno socialista anterior,
y empieza a sonar la frase. ”Es que todos son iguales”, como una manera de
tapar o disimular lo que está pasando.
Durante el gobierno
Zapatero, y quizás por el hecho que los socialistas habían aprendido la amarga
lección, pocos son los casos de corrupción en sus filas, y aunque estos,
intentan ser magnificados por la derecha en la oposición y sus medios más
afines, la reacción del PSOE, expulsando ipso facto a los implicados y
colaborando estrechamente con la justicia para el esclarecimiento de los hechos,
no consigue neutralizar la mala fama implantada en la mentalidad de los
ciudadanos de la clase política en general que sorprendentemente en el mes de
noviembre del pasado año 2011, otorga la mayoria absoluta al Partido Popular,
el más enfangado en el pantano de la corrupción en nuestro país.
Observen Vds. amigos que
cuando se generaliza lo malo en la política, quien acaba llevándose el
gato al agua es siempre la derecha,
cuestión que me sugiere la irresponsabilidad de algunos movimientos de carácter
anarquizante, como podría ser el 15M que con sus mensajes más o menos ambiguos
en este sentido, acaban entregando el poder al enemigo que dicen combatir.
Los islandeses a los que se
pone como modelo de la salida democrática de la crisis, lo primero que hicieron
fue hacer saltar por los aires al gobierno derechista que les había conducido
al caos, y entregar su confianza a un gobierno de izquierdas. Siguieron
manteniendo su confianza en el sistema democrático. Nuestros vecinos los
franceses con su acudida mayoritaria a las urnas, (mas del 80% de participación
en las dos vueltas), y la elección de un presidente de izquierdas, son también
un ejemplo de confianza en que en la política se encuentra la solución.
Pero aquí parece que nos
dejamos engañar y nos negamos a ver donde están los verdaderos responsables del
desastre. Cuando empiece a oír diatribas, contra los Botin y demás banqueros,
contra una Iglesia en extremo favorecida, contra los corruptos que siguen
amparados en sus áreas de poder, además de distinguir entre unos y otros
políticos, empezaré a ver la salida del túnel de este marasmo donde nos
encontramos.