lunes, 29 de noviembre de 2010

LA PRIMERA IMPRESIÓN ES LA QUE VALE


Escribo este artículo a las siete y media de la mañana del lunes, día 29 de noviembre, después de constatar que el giro a la derecha en Cataluña, en las elecciones del día de ayer, solo se puede calificar de avasallador.

Después de siete años de gobierno de izquierdas encabezado por el Partido Socialista, los catalanes no solo han vuelto a depositar su confianza de forma mayoritaria en la derecha nacionalista que representa Convergencia i Unió, si no que además han dado un respaldo considerable al Partido Popular que ha permitido a esta formación romper su techo electoral. Entre los dos configuran una cómoda mayoría del 60% de los escaños parlamentarios; que no hace otra cosa que confirmar, que nuestro país no es tan distinto del resto de Europa y el mundo llamado occidental, donde parece que en el personal ha calado profundamente el mensaje neoconservador, del individualismo y del hombre hecho a si mismo aunque sea a costa de los demás, en frente a unos valores socialistas, de progreso conjunto, solidaridad y justicia social.

Es del todo innegable que el gobierno encabezado por José Montilla ha debido luchar, en particular los últimos cuatro años, contra los continuos ataques que desde el nacionalismo catalán CiU y español PP, se le lanzaban directamente o indirectamente, a través de recursos contra el estatuto, excelentemente administrados en el tempo y en la forma, por un caducado TC para causar el máximo daño, a la que se consideró principal objetivo del tripartito en sus primeros años de legislatura. No hay que olvidar tampoco el giro radical de ERC, que de un principio aparcó sus reivindicaciones independentistas, cuestión que sin ningún lugar a dudas permitió el pacto, para optar en los últimos tiempos a una posición totalmente extremista que le ha conducido al fracaso más estrepitoso. Tampoco se puede librar el otro socio, ICV EUiA que ha demostrado su incapacidad en gestionar adecuadamente las responsabilidades que les fueron asignadas de interior y medioambiente, estallándoles de manera pública y notoria, numerosos conflictos en ambos departamentos.

El gobierno español, que preside José Luis Rodriguez Zapatero y el partido hermano del socialismo catalán el PSOE, tampoco han puesto las cosas fáciles al tripartito catalán, con su incomprensión manifiesta a los planteamientos federalistas que desde el PSC, se vienen haciendo y tildándolos de nacionalistas incluso, en algunas ocasiones, con una demostración de ceguera a una forma de organización territorial en España que puede solucionar los más ancestrales conflictos.

Por todo ello, y a toro pasado, se me ocurre que de cara a sus intereses quizás el gran fallo del PSC, estuvo en conformar el segundo tripartito después de las elecciones del 2006, y dada la circunstancia por aquel entonces de una ERC que había votado en contra del Estatut, lo mejor hubiera sido dejar que la fuerza ganadora en escaños y votos CiU, formara gobierno sola, con apoyos parlamentarios del PP y ERC, en una situación de total debilidad y con una época especialmente conflictiva que se avecinaba. Quizás hoy estaríamos hablando en otros términos. Pero no hagamos política ficción el caso es que pensando más en los intereses de Cataluña que en los suyos propios, el PSC decidió seguir hace cuatro años en la brecha del gobierno y hoy digerir el estrepitoso fracaso que las urnas le han otorgado; donde incluso, algunos de sus más fieles votantes, no se han conformado en engrosar las filas de los abstencionistas, si no que directamente se han pasado a sus rivales.

España es el único país, de cierta relevancia en la Unión Europea con un gobierno socialista, y por tanto el que más números tiene para ser atacado de lleno por estos grandes tiburones internacionales, que en su lucha contra el Euro y la Unión Europea, en el afán de demostrar la inviabilidad generalizada del llamado estado del bienestar, tienen sentenciado a muerte todo aquello que huela a socialismo, no sea que acaben tiendo que pagar la crisis o una buena parte de ella y no sean las clases populares quienes lo hagan, y mucho menos ahora que ya las tienen convencidas, de las maldades del socialismo, y las bondades del individualismo. Rodriguez Zapatero, y el PSOE en general, deberían tomar buena nota de lo ocurrido en Cataluña ayer día 28 de Noviembre, no sea que en el 2012, ya no estén a tiempo de intentar poner barreras al tsunami conservador que se nos viene encima.

Como he dicho al principio, la presente reflexión es muy poco meditada; aunque quizás, por aquello de que la primera impresión es la que vale, no esté del todo desacertada.

lunes, 22 de noviembre de 2010

...Y PUIGCERCOS METE LA PATA


Por si no había quedado clara la cualidad de excluyente de toda idea nacionalista, el Sr. Puigcercós, de Esquerra Republicana de Catalunya no se le ocurre otra cosa que abrazarse a Esperanza Aguirre, para intentar de confrontar dos pueblos de España, que por lo demás, desde los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, están especialmente hermanados, no solo por razones de índole económico laboral, si no por el mestizaje real que desde entonces se ha venido produciendo en Cataluña, conformando esta sociedad dinámica, cultural y socialmente hablando por naturaleza, que constituye la Cataluña actual.

No se si formando parte de una burda estrategia de competitividad nacionalista, el mismo fin de semana, Duran i Lleida, el que en algunos círculos de la capital de España, se le considera como el nacionalista moderado, lanza un discurso, donde establece la diferencia a partir del vientre que han ocupado los nuevos catalanes antes de su nacimiento, en función de si tiene pedigrí de catalanidad o vienen de allende del Ebro y los Pirineos.

No es casualidad la coincidencia entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español cuyo máximo representante es el Partido Popular, en su afán de confrontación, el famoso video de Alicia disparando a independentistas y inmigrantes, es una buena muestra de ello; pues al fin y al cabo es en base a las diferencias, que consiguen la afirmación de su identidad. El PP en Cataluña lleva años intentando reestablecer las diferencias entre catalanes por razón de su lengua materna, prendiendo innumerable mechas incluso en los tribunales, para ver si consiguen hacer estallar un conflicto, que nunca ha existido en nuestra comunidad.

¿Qué pretendía conseguir? ¿Qué hablen de el aunque sea mal? ¿O quizás excitar los ánimos a los andaluces para que carguen contra Cataluña y así poder decir aquello tan sabido de que en España no quiere a los catalanes?

El cristiano Duran i Lleida, ¿qué pretende considerando un problema que el indicio de natalidad en Cataluña, sea mayormente por la inmigración? ¿Es por algún temor de tipo étnico? ¿O quizás, ya empieza a apoyar al PP en sus manifestaciones racistas y xenófobas que está empleando últimamente?

Soy catalán de pura cepa, mis ancestros, allá por el siglo XVII, se trasladaron a vivir a Badalona desde Manresa, y se lo juro amigos, no tengo ninguna duda sobre mi identidad, ni mi cultura, ni mi lengua. Considero un orgullo y un progreso la extraordinaria mezcla y mestizaje cultural de la que Cataluña en general y Badalona en particular, es una patente muestra; del mismo modo que me siento orgulloso de pertenecer y colaborar con los demás pueblos, en construir una España progresista, democrática, donde se considere la diversidad, no como un problema si no como una riqueza. Soy un catalán al que le indignan las cerrazones de los Puigcercós y Duran, y que no se siente representado por ninguno de los dos, ni por nadie que esté de acuerdo con ellos y que espera fervientemente, que nadie en Andalucía ni en ninguna otra parte de España, caiga en las provocaciones que estos impresentables pretenden tender y sepan ver que es solo una minoría de los catalanes los que piensan así, al igual que estoy seguro es solo una minoría de españoles aquellos que ven a los catalanes como unos mercantilistas insolidarios, tal y como nos presenta el Partido Popular.

El próximo Domingo día 28, en las urnas se va decidir algo más que el nuevo gobierno autonómico en Cataluña, se escogerá entre, entrar en una confrontación permanente con el resto de España, en base a un gobierno de CiU, que solo, apoyado por ERC o el PP, no podrá eludir los compromisos soberanistas con su electorado, no se olvide que los mítines de CiU acaban con gritos de independencia, o un gobierno del PSC, que va a tender más si cabe todos los puentes posible de colaboración en la construcción de una España, moderna y progresista. Todos los catalanes van a tener una enorme responsabilidad en la decisión de su futuro inmediato, los que tengan pensado abstenerse por la razón que sea, deben saber que con su actitud, van a contribuir de forma decisiva al triunfo de la conflictividad, que va trascender de la próxima legislatura, pues de todos es sabido que es muy fácil romper unos lazos, que luego cuestan años y multitud de esfuerzos volver a recomponer. Que nadie se quede en casa por Dios!

lunes, 15 de noviembre de 2010

ISRAEL MACHACA, MARRUECOS MACHACA Y LA ONU EN LAS NUBES


Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír y que el ciego más ciego, es aquel que no quiere ver. Digo esto porque sorda y ciega me parece la comunidad internacional en estos días, ante las flagrantes violaciones de los derechos humanos fundamentales que colectivos llamados democráticos, como el estado de Israel, u otros que van en camino de ser-lo como el Reino de Marruecos, están cometiendo sin piedad ninguna, sobre unos grupos humanos, como el pueblo palestino, o la comunidad saharaui.

El llamado Sahara Occidental, antigua colonia española i la bíblica Palestina son los escenarios escogidos esta vez; en ambos lugares se construyen muros físicos de separación, para según dicen, combatir la plaga terrorista, cuando en realidad lo que se pretende es consolidar la salvaje explotación de unos poderosos sobre otros más débiles.

Porque no lo duden amigos, detrás de cualquier conflicto, más o menos violento, aunque quiera disfraza-se de guerra de religiones, o entre etnias, a la que escarbas un poco, aparecerá sin ningún lugar a dudas, el salvaje rostro de la explotación pura y dura del hombre por el hombre.

El drama en Palestina, resulta especialmente lacerante, no solo por su larguísima duración, el conflicto empezó en el año 48 del pasado siglo XX, si no por la especial crudeza y desmesura que los últimos gobiernos sionistas han permitido a sus ejércitos, sobre un colectivo que no tiene otra forma de responder que arrojando piedra, contra tanques y soldados bien pertrechados. En el Sahara, después de más de treinta años de casi silencio, ha vuelto a estallar con toda crudeza, un problema ocasionado por un proceso de descolonización, que protagonizó una decadente dictadura española, incapaz de enfrentarse a la realidad de un pueblo, el saharaui, que empezaba a resurgir sacudiéndose el yugo colonial. Un agónico dictador en su lecho de muerte y un régimen en decrepitud total, no fueron capaces de otra cosa que vender un pueblo entero a otro dictador, si cabe más cutre que el que estaba feneciendo, como fue el padre del actual monarca alauita, el impresentable Hasan II.

En estos días hemos podido contemplar, como una simple reivindicación de un mínimo de dignidad social por parte de los saharauis, que siguen viviendo en el territorio, ha sido aplastada con toda brutalidad por el ejercito marroquí a las ordenes del títere Mohamed VI.

Mientras sucede todo esto, en la ONU, el máximo organismo representativo de la comunidad internacional, se sigue mirando para otro lado, y tapándose los oídos al clamor de las victimas masacradas, no sea que Don Benjamin, y Don Mohamed se enfaden, y nos cierren el grifo de los fosfatos el segundo y de la financiación internacional el primero.

Lo más preocupante si embrago, es la pasmosa pasividad con que la verdadera comunidad internacional, o sea los ciudadanos de los países llamados democráticos, contemplamos impávidos todas estas injusticias como si no fueran con nosotros; cuando la realidad es que con los grandes recortes sociales que se están promoviendo en muchos países de nuestro entorno inmediato, y la pretensión de abolir por completo el llamado estado del bienestar, la ultraderecha internacional, (en el fondo promotora de los conflictos del Sahara i de Palestina), está consiguiendo de nuevo su objetivo, de volver a poner en el primer plano un sistema económico basado en la explotación pura y dura del hombre por el hombre.

En estos días, me vienen a la memoria las palabras de un gran federalista español, Francisco Pi i Margall, cuando escribía: La Revolución es la paz y la Reacción es la guerra. ¡Cuanta razón hay en estas palabras! Quizás convendría, a los actuales y futuros líderes sociales mundiales una reflexiva lectura de la obra de tan ilustre pensador, a lo mejor se daban cuenta de la necesidad imperiosa de realizar un gran cambio, una gran revolución que termine con el dominio de unos pocos ricos, sobre un conjunto inmenso de pobres.

lunes, 8 de noviembre de 2010

LAS OPINIONES DEL CARDENAL


El Cardenal Arzobispo de Barcelona, LLuís Martinez i Sistach, en una declaraciones públicas, previas a la visita del Papa Benedicto XVI a la ciudad de Barcelona, para la consagración del Templo de la Sagrada Familia, consideró una falta de respeto, a los católicos practicantes españoles la no asistencia del presidente del Gobierno Español, José Luís Rodríguez Zapatero, a los actos, limitándose tan solo a una despedida en el propio aeropuerto del Prat.

Arguye el Cardenal, que los españoles son mayoritariamente católicos y que por tanto el presidente de todos ellos, aunque no sea creyente, debería hacer el paripé. No puedo estar más en desacuerdo con las palabras del cardenal, pues a mi, ateo redomado y especialmente crítico con la jerarquía católica, ésta que bajo palabras que en teoría incitan al amor y la caridad, esconden y amparan abusos sexuales a niños, impiden la rebelión de los oprimidos en contra de sus opresores, fomentan la discriminación sexual y la homofobia, además de coartar la investigación científica; me parece una falta total de respeto a la sociedad en general, ésta que es múltiple y variada, en cuanto a creencias se refiere, que un personaje como el actual pontífice, nos visite provocando un enorme gasto a nuestro erario público, pues como es bien sabido de la factura, solo una pequeña parte ha sido sufragada por la iglesia y sus creyentes.

Alguien ha hablado, que la visita del Papa va a reportar un negocio de 30 millones de euros a la ciudad de Barcelona, en forma de trabajo para hoteles y restaurantes, tiendas y chiringuitos de souvenirs. Permitidme que lo dude seriamente, cuando es de todos sabido que del personal que llenó el templo, y sus alrededores, descontando todos aquellos que por razones de cargo asistieron, y que van a gastos pagados con nuestros impuestos; fueron mayormente barceloneses devotos o curiosos; muchos de los de fuera de Barcelona, por el tema de la crisis no se pueden permitir desplazamientos y dietas a su cargo, y por lo que se dice hoy en la ciudad condal, muy pocos de los devotos, consumieron hosteleria.

Por lo que se refiere al hecho de la difusión del acto, como una especie de spot publicitario, que puede significar un polo de atracción de turista a Barcelona, pienso que la obra de Gaudí, no solo la sagrada Familia, por si sola es ya un motivo de atracción suficiente, sin necesidad de tener que soportar los costes añadidos y no solo económicos de la visita papal.

Finalmente la derecha nacionalista catalana, ha encontrado justificación en que el Papa habló en catalán, cuestión que a mi, catalán hasta la médula, me provoca solemne indignación, pues si para defender nuestra lengua precisamos de un papa con ideas tan retrógradas como las de este, aviados estamos.

¿Consideran adecuado los católicos practicantes, que la figura del representante de su Dios en la tierra, sea un reclamo publicitario promotor de negocios?

Quizás el cardenal arzobispo de Barcelona, debería haber meditado sus palabras, aunque pensándolo mejor ya las meditó, y optó por pronunciarlas, siguiendo la consigna de la derecha tanto catalana como española de cargar contra el presidente del gobierno español, José Luis Rodriguez Zapatero, con el afán de desprestigiarlo aún más si cabe. Porque no olvidemos amigos, que la iglesia y su jerarquía, sea en el punto que sea de España y hable la lengua que hable, incluso el latín sigue siendo de derechas.

lunes, 1 de noviembre de 2010

LAS PALABRAS DE MONTILLA


Duran i Lleida, con cara de gran cabreo, la semana pasada, ante un auditorio compuesto mayormente por militantes y altos cargos de Convergencia i Unió, clamaba acusando de mentiroso a Montilla, por haber dicho claramente que las condiciones que imponen Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya, imposibilitan totalmente la reedición del Tripartito, después de las elecciones del 28-N, aunque la aritmética electoral lo permitiera.

Mucho debe escocer a los líderes de la derecha nacionalista catalana la decisión del Presidente Montilla, por su virulenta reacción instantes después que este la expresara públicamente, quizás porque ello les obligue a definirse con claridad, abandonando de una vez por todas la ambigüedad de la que vienen haciendo gala desde que iniciaron su travesía del desierto. ¿Están dispuestos los convergentes a recabar el apoyo del PP que ha recurrido el estatuto, si les son necesarios sus votos para gobernar? ¿Están dispuesto Duran i Lleida a admitir los votos de Esquerra Republicana, que los ha condicionado a la celebración de un referéndum independentista? Son preguntas que nadie quiere contestar en estos días, en que por lo demás el ultranacionalismo español se sigue ensañando con una de las cosas más sensibles en Cataluña como es la lengua.

La llamada sociovergencia, es tan imposible en Cataluña como en España sería un gobierno PP-PSOE, en primer lugar por ser fuerzas ideológicamente opuestas, que en consecuencia van a tener programas totalmente incompatibles. Convergencia es la representación pura y dura de la derecha, con un sentimiento nacionalista catalán, pero derecha al fin y al cabo; por el contrario el PSC, además de no ser nacionalista por ninguna parte, si no que su fe federalista está totalmente fuera de cuestión, es la representación de la izquierda posible, de la socialdemocracia europea, la impulsora y mantenedora del llamado estado del bienestar.

En las elecciones autonómicas del año 2003, se da por primera vez, un resultado que permite a tres fuerzas de ideología izquierdista, PSC, ICVEUiA y ERC, pactar para formar gobierno, con unas bases determinadas, cuyo trazos principales, serian una reforma en profundidad del Estatuto de Autonomía, que permita mejorar el autogobierno catalán y su financiación y un giro hacia la izquierda y las políticas sociales, que corrigiera los desequilibrios sociales provocados en los veintitrés años de gobierno de Jordi Pujol. Es lo que se vino en llamar Pacto del Tinell, que abrió paso al primer gobierno tripartito en Cataluña. Posibilitan el pacto una renuncia expresa de ERC, en dejar en stand by la reivindicación independentista y una dedicación importante del PSC, en la dedicación de una parte importante del tiempo de la legislatura, al tema de la identidad de Cataluña y su relación con España.

Es importante señalar, la renuncia que ERC hizo de sus reivindicaciones independentistas, condición que cumplió escrupulosamente hasta el momento en que se produce el Pacto entre Artur Mas i Zapatero, del que hoy día nadie habla pero que a la postre resultó determinante en los hechos que se desencadenaron posteriormente y que nos han conducido a la situación de hartazgo total, con un PP desmadrado que se cree capaz de la mayores ignominias. CiU, en aquellos momentos quiso comprar lo que las urnas le negaron, en base a romper la unidad de todas las fuerzas políticas catalanas que los socialistas habían logrado mantener durante el largo proceso estatutario.

Si Artur Mas, hubiera pensado en Catalunya antes que sus intereses, y los recortes en el estatuto se hubieran pactado entre la Generalitat, con el apoyo mayoritario de las fuerzas catalanas, quizás el PP no se hubiera atrevido a presentar recurso de inconstitucionalidad, y el sentimiento de frustración que hoy día planea sobre una buena parta de la sociedad catalana no existiría. Quizàs, también Esquerra Republicana, hubiera seguido dejando en stand by sus ideales independentistas y un nuevo Tripartito seria posible.

Hay mucho mensaje detrás de las palabras de Montilla, mensaje que no debería ser tergiversado por intereses mezquinos, como se viene haciendo desde la derecha , nacionalista catalana