Leo estos días con estupor, como el sin par Boris Johnson primer ministro del Reino Unido de la Gran Bretaña, pretende revocar el acuerdo firmado por el mismo con el gobierno de Bruselas, para cambiar las condiciones de un Bréxit, que les está resultando muy oneroso a los británicos, y que él mismo firmó hace tan solo unos meses.
Numerosos
expertos economista de dentro y fuera de la Gran Bretaña, ya preveían caídas
importantes del Producto Interior Bruto, en un primer momento, después de la
salida, pero esta cuestión se ha visto agravada al sumarle las consecuencias
del Covid 19 por la política negacionista que los torys
británicos han venido aplicando emulando a su maestro Donald Trump y al Brasileño
Bolsonaro.
Resulta
curioso que a nivel de los tertulianos de este nuestro país, España, si
bien se hacen eco de la impresionante
caída del PIB en UK, el mayor de Europa, ninguno se ha atrevido a evaluar que
parte le corresponde al Bréxit. Será que quizás su europeismo se tambalea, en
cuanto han intuido que tanto Merkel como Macrón, los líderes indiscutibles de
la UE, están apostando esta vez por políticas socialdemócratas a la hora de
enfrentarse a la crisis, en lugar del austericidio que por poco les cuesta la
propia existencia de la UE, en la crisis del 2008.
Boris
Johnson se encuentra en estos momentos prisionero de sus propias decisiones y
ante el panorama que se le presenta, de una más que posible derrota de Donald
Traump en las elecciones de noviembre en USA, donde una victoria demócrata le
puede dejar como aquel que dice con el culo al aire, si estos no asumen los
compromisos de Trump en lo que se refiere a acuerdos comerciales excepcionales
con UK que le ayudarían a capear el temporal, tal y como se ha cuidado muy bien
de recordar el candidato demócrata Joe Biden, con la severa advertencia a sin
par primer ministro, en el sentido que los demócratas estadounidenses no van a
tolerar que por sus excentricidades, se cargue los acuerdos del Viernes Santo
que procraron la paz en Irlanda del Norte, ni que sea con la excusa de la
pandemía.
En
España nos encontramos también con un Partido Popular en la oposición que trata
de desviar la atención ciudadana de los
graves casos de corrupción que le están estallando un día si y otro también,
ocurridos durante el periodo de gobierno de Mariano Rajoy, donde además se
están revelando conductas claramente mafiosas propias de una organización
criminal. El hasta hoy máximo representante de la derecha española, aprovecha
la pandemía para cargar las tintas contra el gobierno de izquierdas, poniéndole
todos los palos en la ruedas que puede, negando-le el pan y la sal en la
aprobación de los presupuestos u otros grandes temas de estado y gestionando
pésimamente el tema sanitario en la CCAA donde ostenta el poder; pienso con la
pretensión de matar dos pájaros de un tiro, el primero desprestigiar la gestión
del gobierno central y en segundo lugar imbuir la idea en la ciudadanía, que el
estado autonómico, este invento que se quedó a medio camino de un estado
federal, no puede funcionar de ninguna de las maneras.
Sin
embargo Pablo Casado, líder actual de la derecha española, no acaba de salirse
con la suya, por dos principales razones, la primera y principal es que su antagonista,
Pedro Sánchez del Partido Socialista Obrero Español, a la sazón presidente del
gobierno, es persona de ideas muy claras, que no improvisa más de lo
estrictamente necesario, sabe muy bien a donde va y cuenta con el respaldo de
la inmensa mayoría de la militancia de su partido político, y la segunda que él
(Pablo Casado) se ha situado en la parte de la derecha española, que ha
apostado al caballo perdedor, del mismo modo que Donald Trump , Boris Johnson,
o Jair Bolsonaro, de la extrema derecha ultra nacionalista e insolidaria que abocó el mundo al desastre
más absoluto, en la pasada crisis del año 2008.
Guste
o no guste, la verdad es que el Covid 19 ha puesto en evidencia, el fracaso de
unas políticas neo liberales, basadas en mantener un mundo dividido en clases
sociales con grandes privilegios para unos pocos que dominan y explotan a las
mayorías. La pandemía ha acelerado un gran cambio social en el mundo, que ya se
venía gestando desde hace un tiempo, en particular cuando el “ancien regime” se
mostró incapaz de mantener un estado del bienestar en una crisis de sistema
provocada por el estallido de numerosas burbujas financieras, enseñándonos a
todos el grave problema de de dejar el poder en manos del sector financiero,
como sucedió a partir de los años 90 del pasado siglo cuando la llamada
revolución neocon, apostó per este sistema.
Los
actuales lñideres europeos, Angela Merkel, Emmanuel Macron , Mateo Renzi y
Pedro Sánchez, han comprendido que no se puede ir contra el progreso, que
cualquier tentativa de usar la pandemía como tapadera y bregar para mantenerse
en el pasado, está condenada al fracaso, del mismo modo que en el siglo XIX,
fracasaron todos los intentos de mantenerse en estatus pre capitalista de antes
de la revolución industrial.
La
cuestión amigos no debe ser evitar el progreso por aquello de que cualquier
tiempo pasado fuè mejor, si no de que las ventajas de todo tipo que el futuro
nos depara no se queden solo al alcance de unos pocos si no que los puedas
disfrutar todo el mundo por igual.