Creo que somos muchos, los que después de ver por TV el helicóptero
sobrevolando la mayor cruz de toda la cristiandad, con los restos del dictador
a bordo, vimos en ello el signo del inicio del final definitivo de la época más
triste y desgraciada de toda la historia de España. Con todo y agradeciendo al
presidente Pedro Sánchez su denodado empeño en sacar al dictador del monumento
que le rendía homenaje; se me vinieron a la cabeza una serie de cuestiones que
si Vds. me lo permiten voy a exponer aquí, con el ánimo que acaben llegando a
oídos de Pedro Sánchez y su gobierno y en cuanta fallezca el último de los
nostálgicos que el día 24 se juntaron ante las verjas de Mingorrubio aclamando
a la momia del dictador, no quede nadie con capacidad de falsear la historia,
buscándole virtudes al que fue un megalómano criminal con muchas muertes en su
conciencia. Por cierto, no sé si a Vds. amigos, les sucedió lo mismo, pero en
cuanto vi la figura del cura Tejero, hijo del Teniente Coronel golpista del 23
F, me vino a la cabeza la imagen del cura de las historietas de Martinez el
Facha, que se publicaban en la revista El Jueves.
El acto de la exhumación en si, nadie puede negar que fue, modélico en
cuanto a su ejecución, solo la familia y la ministra de Justicia Dolores
Delgado en su calidad de Notario Mayor del Reino, fueron autorizados a asistir
al acto y aunque algunos por intereses políticos pretendan desvirtuarlo,
tildándolo de homenaje al franquismo, todos los que pudimos verlo por TV nos
dimos cuenta que no era así, sino todo lo contrario y sin lugar a dudas a ello
contribuyó el homenaje a las 13 Rosas, victimas del genocida que Pedro Sánchez
como presidente en funciones, hacía en el momento que los restos del dictador volaban
a Mingorrubio
Creo que un buen repaso a la ley de memoria histórica vigente hoy en
nuestro país, permitiría los argumentos suficientes, para promover la inmediata
ilegalización de una funesta entidad como es la Fundación Francisco Franco,
evitando así que alguien aunque sea con financiación privada pueda dedicarse a
ensalzar una figura tan funesta como fue la de un genocida como el auto proclamado
Caudillo de España.
Otro punto sería a mi entender, dotar de los recursos necesarios para la
transformación radical del Valle de los Caídos, cambiándole en primer lugar su
nombre pues, aunque por Caídos se puede entender a los muertos de los dos
bandos de la guerra civil, los que vivimos la época franquista asociamos
siempre la palabra Caídos, con la coletilla “Por Dios y por España”, o sea los
del bando nacional, y aunque en Cuelgamuros, hay enterrados cadáveres de los
dos bandos, por cierto claramente diferenciados, (Los nacionales en ataúdes
personalizados y claramente identificados y los republicanos en cajas de 10 y
12 cadáveres, la mayoría sin identificar), ya sería hora de pensar en otro
nombre quizás más acorde con la .nueva utilización que se pueda dar al equipamiento.
Se ha dicho muchas veces y últimamente por parte de destacados miembros del
PSOE, que sería conveniente, dedicar este espació a ser punto de reconciliación
y superación del trauma que provocó la Guerra Civil Española; a mí me parece
una acertada idea siempre y cuando el proyecto se realice para que se cuente la
historia de verdad y no se omitan las barbaridades que se hicieron en los dos
bandos, pues entiendo que solo desde la verdad, por dura que sea y no desde el
olvido o la falsedad se puede superar el trauma producido.
Hay cosas que deberán desaparecer del Valle, en primer lugar los escudos de
España de la época franquista, (los del águila), en la entrada y supongo que en
muchas otra partes del recinto. Quizás también la comunidad religiosa, o por lo
menos el actual prior, más que nada por la implicación que la jerarquía
eclesiástica tuvo con el bando nacional y el franquismo en la contienda, lo que
le inhabilita por completo como elemento de reconciliación. Ah! y la lápida de
1.500 kilos, debería convertirse en polvo y ser esparcida a los cuatro vientos
para que no quede ni rastro de ella, en manos de cualquier nostálgico.
El tercer elemento que se debería iniciar ya mismo, es el de la
recuperación por parte del estado, de los bienes, que de forma más o menos
fraudulenta el dictador se apropió o recibió como regalos interesados y de los
que hoy su familia disfruta y sigue obteniendo beneficios, como es el Pazo de
Meirás y otras propiedades en diversos puntos de España. Para ello habría que nombrar
un equipo de abogados y juristas dedicados en cuerpo y alma a ello y claro
dotarles de los recursos necesarios para este cometido.
Solo así conseguiremos cerrar definitivamente y justamente uno de los
capítulos más negros de la historia reciente de España que después de 44 años,
sigue persiguiendo y amenazando a nuestra democracia; y no olviden amigos que la única fuerza política capaz de llevar a cabo semejante labor es el PSOE, que debe contar con el máximo respaldo ciudadano el próximo 10 de Noviembre para conseguir gobernar el país, y contar con el soporte parlamentario suficiente para esta ingente tarea y llevar España de nuevo a la senda del progreso.