y escucho el triste concierto
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;”
José Espronceda (Dos de Mayo)
Los magníficos versos del poeta José Espronceda referentes al alzamiento
del dos de mayo de 1808 en Madrid, que dio el pistoletazo de salida a la
llamada guerra de la independencia española, se me antojan un buen principio
para esta reflexión sobre el vocablo “Patria” y el concepto que lleva
intrínseco.
Aunque la palabra Patria tiene
origen en el imperio romano, para designar la familia o el clan, el concepto
como tierra donde uno ha nacido o comunidad a la que pertenece por nacimiento o
voluntad propia, es en realidad mucho más moderno y se podría decir paralelo al
nacimiento de los estados nación con la revolución francesa a finales del siglo
XVIII, y la necesidad de mentalizar a las milicias para defenderse o atacar a
los vecinos, con el ansia de expansión que la nueva organización territorial conllevaba. Hasta este momento, el concepto patria,
prácticamente no existía, al menos tal y como lo entendemos hoy día; los
ejércitos medievales, formados casi siempre en base a mercenarios, no luchaban
para defender o engrandecer territorios que sentían como suyos, si no que a
cambio de un sueldo más o menos generoso, defendían las posesiones de los
monarcas o señores feudales por los que luchaban. Con el liberalismo y el acceso al poder de la
burguesía, se hace necesario crear un nuevo concepto como el del patriotismo,
para que el pueblo se sienta con ánimos de defender y atacar, lo que pueden ser
sus posesiones si bien no hoy, si el día de mañana, por la posibilidad que a
partir de entonces se les ofrece a las clases más bajas de poder escalar
posiciones si son lo suficientemente avispados y saben aprovechar las
oportunidades que se les presentan.
A primeros del siglo XX, el tema del patriotismo, llega a su cenit cuando el nacionalismo ha conseguido convencer
a las clases trabajadoras de pertenencia a una sociedad a la que no van acceder
nunca a gobernar, ni tan solo a ser propietarios de sus tierras, en un planeta
que ha sido ya colonizado por completo y donde las nuevas élites son las que
buscan una expansión territorial, en base a quitarles a sus vecinos las posesiones. De
poco sirvió el internacionalismo proletario que los pensadores de izquierdas
preconizaban y un nuevo concepto de patria, basado en la clase social a la que
se pertenece, en lugar de un territorio
determinado. Todo ello se va al garete, en 1914, cuando le pegan dos tiros al
apóstol del internacionalismo proletario, Jean Jaurés, acusándole de traidor, y
los obreros franceses y alemanes en lugar de seguir sus consejos y declararse
en huelga, negándose al alistamiento, se enzarzan en una terrible guerra que
causará más de 10 millones de muertos y 20 millones de heridos e inválidos, a
la postre para no aprovechar en nada si no para abrir el camino a una segunda
gran confrontación 21 años más tarde, mucho más cruel y devastadora que la
primera.
Como se puede ver el concepto “Pátria” siempre conlleva la confrontación
en su esencia y ha servido en diversas épocas de la historia para cubrir con
una pátina de heroicidad, los más graves y abyectos crímenes que se hayan podido
cometer, a favor de unos intereses más o menos espurios de las clases
dirigentes.
Hoy nos encontramos en plena revolución digital, algo que va a cambiar
profundamente nuestras formas de vida de tal manera que en una generación, nada
va a ser igual a lo que los que hoy peinamos canas hemos conocido en nuestra
existencia, La familia, hasta hace poco base de la organización social, ya está
cambiando profundamente. Las relaciones entre humanos que conviven y las
organizaciones que de ello se derivan, como podrían ser los sindicatos, ya poco
tienen que ver con lo que eran hace 100 años, cuando se fundaron, e incluso hoy
día, muchos de los nuevos trabajos que se ofrecen, ya no implican la necesidad
de tener presencia física en una fábrica o en una oficina, sino que a través de
las redes de comunicación uno puede hacerlos desde su casa.
Hoy los asalariados y aquí, englobo a todos los que figuran en una nómina
independientemente de la cuantía de la misma, a todos aquellos llamados
autónomos que en realidad perciben un salario, disfrazado de renta empresarial
y a los pensionistas, nos encontramos en la disyuntiva de perder nuestra
condición de seres sociales, como parece
que pretendan las élites dirigentes de nuestro planeta, cuando con el
desprestigio de los sindicatos, y la promoción del individualismo en el mundo
del trabajo, están consiguiendo mantener su fuerza dominante y aumentar la
desigualdad social hasta límites nunca vistos, por cuanto anulan la capacidad
de los asalariados de organizarse entre ellos y hacer valer su fuerza para el
reconocimiento de sus derechos, entre ellos de de su participación en el mejor
nivel de vida que la nueva sociedad, fruto de la revolución digital, va a
facilitar. O de adaptar nuestra instituciones a la nueva realidad y mantener lo
que siempre nos ha hecho fuertes como es nuestra condición de seres sociales.
Las élites, saben que es muy difícil romper la condición de ente social
que la mayoría de los humanos llevamos en nuestros genes y para ello vuelven a
intentar despertar el patriotismo como sentimiento de autodefensa, y de aquí la
aparición en gran parte de los países de formaciones políticas de extrema
derecha, que incitan a una concepción tribal de la sociedad, con lo que
consiguen matar dos pájaros de un tiro, en primer lugar canalizar hacia una
forma de mantener dividida y enfrentada a la sociedad en general y por otro
lado que se olviden de sus derechos legítimos que ellos pueden pisotear
tranquilamente.
Las lecciones de la historia deberían servirnos para algo y ser lo
suficientemente avispados, para no caer en el mismo error de hace 100 años hoy
los asalariados deberíamos mantener nuestra consciencia de clase y tener muy
claro que uno de nuestros principales objetivos en este siglo XXI, debería ser, equiparar el capital humano y el capital económico en la generación de
riqueza y no dejarnos embaucar por los cantos de sirena del concepto Patria que
solo nos va a conducir al “triste concierto de la campana y el cañón”
Con todo mi afecto, Una Feliz NOCHEBUENA y Un 2019 lleno de paz y prosperidad
Cosme.