Cuando el jueves día
22 de Marzo, la CUP, decide no votar a favor de la investidura de Turull, y
cuando al día siguiente se produce la huida de Marta Rovira y el
encarcelamiento incondicional de cinco parlamentarios incluido Turull, todo
parece indicar que el llamado procés para la independencia de
Cataluña, ha recibido el puyazo definitivo, que ha acabado con su existencia,
después que las estocadas, anteriores ya le habían dejado muy noqueado.
Es pues hora, que las
formaciones políticas catalanas, se pongan las pilas, asuman la realidad e
intenten llegar a acuerdos que permitan, recuperar la normalidad autonómica,
con el fin de recoser de nuevo a la sociedad catalana, antes que unos,
celebrando su triunfo, intenten humillar y despedazar al contrario y los otros,
o bien se depriman por la derrota, o intenten una numantina resistencia, que nos
conduzca directamente a un desastre irreparable como sociedad. .
Miquel Iceta, líder
del Partit dels Socialistes de Catalunya, se
ha ofrecido a negociar una salida, en su discurso del día 24 ha tendido su mano
con franqueza, si se aparca, para la presente legislatura, el tema de la
independencia, y se busca un programa de gobierno que satisfaga los principales
intereses sociales y económicos, de los catalanes.
El resultado de las
elecciones del 21D, de por si no dio la solución esperada al problema, al dar
una mayoría absoluta en diputados a los independentistas que no quisieron
reconocer la derrota en su enfrentamiento con el estado, hecho que ya se había
producido, el pasado 26 de Octubre, cuando el entonces presidente de la
Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, para sorpresa de periodistas y
público en general, que esperaban su comparecencia anunciando la convocatoria
de elecciones, cambió a última hora su decisión y se decidió, por declarar la
independencia en el pleno del Parlament del
día siguiente, cediendo a las presiones provenientes de las filas de su propio
partido y de ERC, acusándole de traidor. Su consiguiente huida a Bruselas,
acompañado de 4 consellers y
el encarcelamiento de miembros de su gobierno que optaron por permanecer en el
país, fue el intento, vano a mi entender, de mantener viva la llama de una
solución en base a la Republica Catalana que se había proclamado.
Pasa el tiempo y tras
diversos tira y afloja, entre el independentismo catalán y el estado español,
con el tema de la formación del nuevo gobierno en Cataluña, en que el
independentismo, viene a proponer candidatos imposibles, en el intento de
obtener una victoria frente al estado y la reacción correspondiente del estado
que ha terminado este viernes 23 de marzo, como hemos dicho antes.
Analizando bien el
problema a la luz de los últimos acontecimientos, el gran error independentista
ha sido creer que se enfrentaba al gobierno español cuando el planteamiento que
han hecho ha sido directamente al estado, y este, a través de una de sus
instituciones como es el poder judicial ha respondido.
Pienso y creo no
equivocarme, que el independentismo no ha sabido nunca reconocer su derrota,
que empezó al día siguiente de la Declaración Unilateral de Independencia, por
lo que al estado español se lo han puesto de maravilla, para proseguir en su
intento de aniquilación total del adversario, cuestión a la que muchos,
catalanes, principalmente los denominados Comuns,
la marca de Podemos en Cataluña y los Socialistas no estamos dispuestos a
aceptar de ninguna de las maneras, incluso a pesar de no gozar del favor
mayoritario de los electores, que parece ser decidieron, la confrontación pura
y dura entre el nacionalismo español y catalán hasta que uno de los dos se
alzara con la victoria absoluta.
La detención de
Puigdemon en Alemania, y su más que probable extradición a España en poco
tiempo, es otro duro golpe que sufre el independentismo catalán, al perder su
liderazgo desde el exterior de Cataluña y terminar de golpe con el aura de
impunidad que parecía tener el ex presidente de la Generalitat, que se permitía
viajar por toda Europa participando en conflictivos debates, generalmente
promovidos por la extrema derecha y en los que recibía no solo algunos aplausos
sino duras críticas a su manera de actuar. Pese a las manifestaciones de carácter
independentista del pasado domingo 25, en diversas ciudades de Cataluña que
ello ha provocado, que nadie crea va a reactivar al independentismo, si no que
no son otra cosa que los últimos estertores de este movimiento que agoniza.
Insisto en mi
petición al principio de este escrito, creo que ha llegado el momento de poner
fin a esta confrontación que solo nos puede conducir al desastre más absoluto,
no solo a los catalanes si no a todos los españoles; la humillación del enemigo
pocas veces conduce a una paz duradera, y tampoco el no reconocer la derrota
conduce a nada bueno; por lo demás es que estamos ante un problema de origen
político, que a uno y otro se les ha ido de las manos, y que debe acabar de
resolverse a través de la negociación política.