Todos aquellos que en
Cataluña, seguimos conservando una cierta capacidad de discernimiento,
convenimos que unas elecciones autonómicas anticipadas, son la más razonable y
democrática de las soluciones; sin embargo a medida que se acerca el día y
viendo las manifestaciones de las formaciones que se presentan, uno empieza a
dudar, según como sea el resultado, de si en lugar de solucionarlo lo vamos a
complicar extraordinariamente.
Oyendo a los expertos
economistas estos días, anuncian catástrofes bíblicas en el caso que el
independentismo consiga de nuevo el gobierno de la Generalitat, y tampoco
anuncian ningún buen augurio a corto plazo, en el caso que los partidos
llamados constitucionalistas, dominen en el gobierno autonómico, hasta que se
vuelva a recuperar la buena imagen de Cataluña, en el mundo de los negocios y
el turismo, imagen que la inestabilidad, provocada, por los atentados terribles
del mes de Agosto y la deriva sin rumbo del desafío independentista han echado
por los suelos.
No dudo de ninguna
manera de la capacidad de la sociedad catalana de recuperar lo perdido, a lo
largo de la historia se ha demostrado en multitud de ocasiones, sin embargo ello no es óbice, que la presente generación
deba sufrir un tremendo período de penurias, pues también nos dice la historia
que todos los errores se pagan y el que hemos cometido como sociedad, confiando
en unos que nos han engañado vilmente, haciéndonos creer en un cuento de hadas
ha sido de los más mayúsculos.
Dicho esto, y
volviendo al tema que nos ocupa, al oír los discursos de pre campaña electoral
de ERC, PDECAT y CUP, donde salvo
pequeños matices, ninguno de ellos renuncia a su objetivo principal de obtener
la independencia para Cataluña, se me ocurre que en caso de obtener de nuevo la
victoria, en lugar de ocuparse de volver al país a la senda del progreso, sigan
enfrascados en el mono tema y se olviden de las necesidades básicas de los
ciudadanos, de la educación, del empleo, de las pensiones dignas, de la sanidad,
de….., tal y como ha sucedido en estos últimos tiempos del Gobierno Puigdemont
/ Junqueras, donde el progreso se ha detenido por completo en Cataluña.
Por otro lado, si la
victoria de decanta del lado del nacionalismo español, que representan Ciudadanos
y el Partido Popular, partidos nada favorables a un sistema descentralizado
como es el estado autonómico o lo que en realidad debería ser, un estado
federal, lo más probable es que vayamos a una regresión al centralismo, como se
puede deducir del discurso de Ciudadanos, cuando ya está pidiendo un regreso de
competencias en manos de las autonomías, al estado como es el tema de la educación. Un peligro que puede
acrecentarse en caso que su victoria fuera amplia, y la derrota de los demás
escandalosa, pues les daría argumentos suficientes para promover una
recentralización del estado, desvirtuando un estado autonómico, con el erróneo
argumento que la sociedad catalana no lo admite.
Finalmente en la
parte central y digamos de la moderación
se encuentran dos partidos de izquierda, el PSC y EN COMÜ PODEM, aunque este
último en una afán de desmarcarse del
primero, en algunos momentos hace arrumacos con los independentistas, en
particular con ERC, con el indefinido tema de un referéndum legal y acordado;
situación no muy bien entendida en la formación madre Podemos, donde desde
Iñigo Errejon hasta Carolina Bescansa, se han manifestado en contra de esta
posición, por cuanto se ha dejado muy clara la posición No independentista, de
la formación PODEMOS, y ven en el acercamiento al PSOE, la posibilidad real de
cambio en el gobierno de España, cuestión que abriría la puerta a la solución
definitiva, en base al federalismo, al tema territorial en España. El PSC,
apoyado al 100% por el PSOE, presenta como ya hemos dicho, una propuesta en
base al tema federal, cuestión que además no debe solucionarse bilateralmente
entre Cataluña y el Estado Español, si no con el concurso de todas las fuerzas
políticas con representación parlamentaria, redactando una ponencia de reforma
constitucional; sin embargo, conscientes de la gravedad de la situación, el
PSC, se presenta a estos comicios, con un programa electoral en donde la
cuestión territorial es solamente una parte, de un extenso programa de gobierno
para sacar a Cataluña de la crisis, creando las condiciones para recuperar la
confianza que permita el retorno de las empresas que se han ido, y nueva
inversiones de capital productivo, que vuelva a crear puestos de trabajo y un
PIB, que permita una financiación adecuada de los servicios públicos.
Por todo lo dicho,
debemos entender que nos jugamos mucho los catalanes el próximo 21 de
diciembre, pues si la victoria es de los nacionalistas, tanto catalanes como
españoles, no solo no habremos arreglado nada si no que lo empeoraremos, pues
tanto unos como otros, van a seguir en el mismo toma y daca que nos ha llevado
al desastre.