Justo una semana
después de que se hayan celebrado comicios autonómicos en Andalucía, donde por
primera vez se ha puesto en evidencia, la nueva situación parlamentaria, con la
irrupción de dos nuevas fuerzas Podemos y Ciudadanos, pienso es el momento
adecuado para reflexionar muy mucho al margen de encuestas más o menos
interesadas sobre la nueva realidad política que han provocado el desprestigio
de un gobierno mentiroso y incumplidor como ha sido el de Mariano Rajoy.
En Andalucía excepto
el PSOE, han fallado todos los demás en sus pronósticos, pues aunque algunos
miembros del Partido Popular quieran incidir en que el porcentaje de votos al
PSOE, es el menor de toda la historia, o atribuyendo la intención a Susana Díaz
al adelantar la convocatoria de
conseguir mayoría absoluta, cuestión que por cierto nunca se la oí decir en
toda la campaña, nadie puede discutir que su victoria ha sido apabullante,
hasta el punto de no necesitar pacto alguno para gobernar cómodamente,
estableciendo acuerdos puntuales, para las cuestiones que lo requieran.
Desde la derecha
reaccionaria española, hoy en el gobierno del estado, intentan confundir al
elector analizando, en cierta forma torticeramente, unos resultados a los que
solo se les puede dar un interpretación y que no es otra, que: primero, a la
derecha hasta hoy concentrada en el Partido Popular, le ha salido un serio
competidor en la figura de Ciudadanos, que además puede presumir de honradez,
quizás por el hecho de no haber tenido nunca responsabilidad de gobierno en
ninguna parte. Segundo: que la renovación que en su día hizo el Partido
Socialista Obrero Español en Andalucía y en la totalidad del territorio
español, ha merecido la credibilidad de sus electores que han vuelto a confiar
en ellos, para que lideren la recuperación sin engaños ni excusas de ningún
tipo. Tercero: que Izquierda Unida ha recibido el batacazo principal, al
pasarse sus electores en masa hacia Podemos, casi con seguridad por no haber
convencido en su gestión, y en haber actuado como gobierno y oposición a la
vez, en la última legislatura y finalmente cuarto: El descalabro de UPyD que a
diferencia de sus homólogos ciudadanos, no han conseguido librarse de la fama
de ser un partido que solo sabe jugar a la contra, y es incapaz de alcanzar
acuerdos con nadie.
Yo si estuviera en la
piel de los dirigentes del Partido Popular, andaría muy pero que muy
preocupado, pues aunque nunca deben extrapolarse los resultados de una
elecciones autonómicas a unas generales, si que sus errores y engaños les van a
pasar factura, como sucede en cualquier democracia que precie, en que el
ciudadano, tolera errores pero nunca la mentira, como es el caso.
El 24 de mayo vendrá
el segundo round y casi con toda seguridad me atrevo a decir el segundo
descalabro del PP, pues el elector no está dispuesto a seguir siendo engañado y
con las mismas personas que solo saben encubrirse sus miserias unos a otros,
confirmándose la nueva realidad a cuatro en asambleas y consistorios, cuestión
que obligará a replantear las posiciones irreductibles y purismos de unos y
otros a la hora de pactar, pues deberán entender ya, que la realidad no es la
que era y que no se pueden hacer los mismos planteamientos que antaño
funcionaban.
Los señores y señoras
de Podemos, deberán bajar a la arena real desde el pedestal donde se encuentran
instalados, y favorecer con sus votos la formación de gobiernos presididos por
el PSOE, sin poner draconianas condiciones, a no ser que se auto condenen a la
desaparición como le está sucediendo a Movimiento cinco estrellas de Beppe
Grilo en Italia.
Piensen un poco en
todo ello amigos, y den la importancia que tienen las elecciones del pasado
domingo y vayan más allá de la anécdota, quizás entonces se den cuenta que el
electorado sabe muy bien lo que quiere y que no se deja engañar dos veces y de
la misma manera.