Dicen, los libros sagrados del cristianismo que al llegar
el fin de los tiempos, una de las señales premonitorias, será la aparición de
falsos profetas, que al servicio del maligno, efectuaran grandes prodigios para
embaucar a los creyentes fidelísimos, apartándoles del buen camino
entregándoles a la adoración de la bestia.
Si tienen razón estos libros, el fin de los tiempos debe
andar muy cerca, pues de falsos profetas no nos faltan en estos angustiosos
días que estamos viviendo, profetas que nos engañan un día tras otro,
prometiendo sacarnos del pozo donde ellos mismos nos han metido, aunque en
realidad lo que están haciendo es hundirnos más y más en el.
¿No consideran Vds, un falso, o quizás mejor decir unos
falsos profetas, esta gente que de forma anónima y sin dar la cara, movían los
hilos del llamado 15 M, con slogans como el de “que no nos representan” o
“todos son iguales” o “PSOE y PP la misma mierda es”; hasta conseguir que un
alto índice de abstención entregar el poder en España a la derecha más reaccionaria
de Europa, y con mayoría absoluta?
¿No son también falsos profetas, estos que convocaron
para el 27 de julio pasado manifestaciones en todas las ciudades españolas, en
contra de “los políticos, a fin de contrarrestar las que específicamente en
contra del gobierno de Rajoy y su política de recortes habían convocado, los
sindicatos y partidos políticos de la oposición?
Para terminar, ¿no consideran falso profeta, a los
convocantes de la protesta con eslogan “Tomemos el congreso”, para mañana 25 de
setiembre, una convocatoria donde no aparece ninguna organización como
convocante y todas las investigaciones que se han hecho al respecto, acaban
conduciendo a destacados militantes de la ultraderecha española?
Miren amigos, a mi al principio el movimiento del 15 M no
me caía mal, pues de hecho se presentaba como un movimiento revolucionario
surgido de las propias bases populares, sin embargo cuando en Barcelona
invitaron a un islandés para que en una conferencia pública explicara la
experiencia de los indignados de aquel país, y este les dijo la verdad
innegable, que es a través de la política y los políticos donde se encuentra el
verdadero camino, y esto les molestó tanto que despidieron al conferenciante
casi con cajas destempladas; fue entonces cuando me di cuenta, que no era tan
romántico como parecía este movimiento, si no que alguien de manera perversa,
tras las bambalinas movía los hilos, con la única pretensión de desprestigiar
el sistema de partidos políticos. Poco tiempo después mis temores acabaron
confirmados, cuando después de las elecciones que dieron la victoria al partido
Popular, por mayoría absoluta, el movimiento de los indignados desapareció cual
azucarillo en un café; ya habían conseguido su principal objetivo.
El pueblo español, aunque los del gobierno Rajoy, parecen
creer lo contario, no es nada tonto, ni se deja embaucar fácilmente; y si por
una vez se dejó engañar votando al PP, o quedándose en casa facilitando con su
abstención la victoria de Mariano Rajoy, es bien cierto que el 27 de julio
pasado, dio la espalda a los manipuladores que vieron como su movilización se
tradujo en estrepitoso fracaso.
Ahora, la nueva propuesta del “facherio” español, la Toma
del Congreso, ha conseguido embaucar a una desesperada Izquierda Unida que ya
no sabe que hacer para traducir, en apoyos a su causa la indignación de muchos
ciudadanos, creyendo que infiltrándose en este tipo de acciones radicales, y
aprovechando el anonimato de su convocatoria va a capitalizar la acción; aunque
no ha calculado que la mayoría ciudadana no está por acciones radicales, si no
que a lo que aspira es un plan serio y creíble que les encamine hacia la salida
de la crisis, más o menos como están haciendo los vecinos franceses con
François Hollande.
Hagamos pues amigos, lo que los evangelios aconsejan y
estemos alerta de no atender a los falsos profetas, que lo único que pretenden
es que acabemos adorando a las bestias más inmundas del fascismo y la
dictadura.