Muchas veces y con razón, algunos dicen que si Pablo Iglesias levantara la cabeza, tendría el cabreo más impresionante de la historia al ver las políticas que aplica desde el poder el Partido que el fundó en 1879.
Por mucho que digan algunos líderes actuales del socialismo español intentando justificar las actitudes tomadas, dudo mucho que Don Pablo pudiera comprender el abandono de los principios donde se fundamento el socialismo, y por encima de todo, el tren de vida de algunos dirigentes, del todo indigno con las premisas que deberían defender.
Por otra parte podríamos justificar la postura de los actuales dirigentes del PSOE y del gobierno español, por un hecho totalmente real, hasta hace muy poco, en que parecía que también aquí como en el resto de Europa, los ciudadanos, de forma mayoritaria se inclinarían por las políticas derechistas como el único medio para salir de la crisis, aunque no de manera real y definitiva si de una manera aparente y por un plazo de tiempo. No debemos olvidar tampoco la interdependencia económica mundial, la llamada globalización que impide a cualquier país, intentar por su cuenta nuevas fórmulas basadas en un reparto más equitativo de la riqueza, si no quiere asumir el riesgo de verse colapsado financieramente hablado, al hacérsele imposible el acceso al crédito exterior. En resumen, un gobierno que se encuentra ante unos ciudadanos, que optan por la derecha elección tras elección, un entorno económico mundial totalmente dirigido desde la más estricta ortodoxia derechista, opta, aunque a regañadientes, por seguir las directrices que desde Bruselas y Washington se le imponen.
Sin embargo, no todo está perdido y aunque en apariencia el ideal socialista en España se encuentre en horas bajas, un fenómeno de base y una juventud más consciente de lo que se creía, se ha lanzado a la protesta, para reclamar un liderazgo político a sus justas reivindicaciones y que el socialismo desde posiciones de poder deje de actuar como si de la derecha pura y dura se tratara. Un movimiento que nacido como una simple protesta juvenil, ha devenido en poco tiempo un autentico movimiento ciudadano, que pretende devolver a la democracia su verdadero sentido, sin ningún tipo de involuciones ni manipulaciones del poder. Una base real desde donde planificar y dirigir nuestro futuro, contando con toda la información y a sabiendas previamente de los sacrificios que vamos a tener que realizar para consolidar de manera efectiva nuestro futuro, donde valorizando correctamente el capital humano, llevemos la economía al servicio de los ciudadanos y no al revés como sucede actualmente, donde el poder fáctico es quien controla los gobiernos democráticamente elegidos.
Aunque para conseguir todo esto, y además de forma pacífica es absolutamente necesario una organización, que supere el asamblearismo que ha servido de base al movimiento de los indignados, que como todos sabemos es tremendamente ineficiente a la hora de gobernar una ciudad, una provincia o un estado. Porque amigos, no duden Vds. ni por un momento que el movimiento denominado del 15M por si solo, es incapaz de conseguir nada efectivo, si no hay una fuerza política democrática lo suficientemente potente que se sitúe por delante y materialice políticamente hablando sus reivindicaciones. ¿Quién mejor que el Partido Socialista Obrero Español, para realizar esta labor?
He oído por parte de algún tertuliano radiofónico, reclamar del colectivo de indignados, se organice y cree su propia formación política; cuestión de la que discrepo totalmente, pues esto no haría otra cosa que atomizar más el panorama de la izquierda restando capacidad de alcanzar el poder.
A mi entender, solo el socialismo y aún en horas bajas en España, es capaz de dar verdadera respuesta a las reivindicaciones de los ciudadanos, y más cuando al Partido Comunista, hoy denominado Izquierda Unida, ha perdido el norte y se ha lanzado después de estas elecciones municipales a entregar el poder de varios ayuntamientos y alguna comunidad autónoma, a la derecha reaccionaria representada por el Partido Popular, con el único objetivo de quitar poder al PSOE.
Por mucho que digan algunos líderes actuales del socialismo español intentando justificar las actitudes tomadas, dudo mucho que Don Pablo pudiera comprender el abandono de los principios donde se fundamento el socialismo, y por encima de todo, el tren de vida de algunos dirigentes, del todo indigno con las premisas que deberían defender.
Por otra parte podríamos justificar la postura de los actuales dirigentes del PSOE y del gobierno español, por un hecho totalmente real, hasta hace muy poco, en que parecía que también aquí como en el resto de Europa, los ciudadanos, de forma mayoritaria se inclinarían por las políticas derechistas como el único medio para salir de la crisis, aunque no de manera real y definitiva si de una manera aparente y por un plazo de tiempo. No debemos olvidar tampoco la interdependencia económica mundial, la llamada globalización que impide a cualquier país, intentar por su cuenta nuevas fórmulas basadas en un reparto más equitativo de la riqueza, si no quiere asumir el riesgo de verse colapsado financieramente hablado, al hacérsele imposible el acceso al crédito exterior. En resumen, un gobierno que se encuentra ante unos ciudadanos, que optan por la derecha elección tras elección, un entorno económico mundial totalmente dirigido desde la más estricta ortodoxia derechista, opta, aunque a regañadientes, por seguir las directrices que desde Bruselas y Washington se le imponen.
Sin embargo, no todo está perdido y aunque en apariencia el ideal socialista en España se encuentre en horas bajas, un fenómeno de base y una juventud más consciente de lo que se creía, se ha lanzado a la protesta, para reclamar un liderazgo político a sus justas reivindicaciones y que el socialismo desde posiciones de poder deje de actuar como si de la derecha pura y dura se tratara. Un movimiento que nacido como una simple protesta juvenil, ha devenido en poco tiempo un autentico movimiento ciudadano, que pretende devolver a la democracia su verdadero sentido, sin ningún tipo de involuciones ni manipulaciones del poder. Una base real desde donde planificar y dirigir nuestro futuro, contando con toda la información y a sabiendas previamente de los sacrificios que vamos a tener que realizar para consolidar de manera efectiva nuestro futuro, donde valorizando correctamente el capital humano, llevemos la economía al servicio de los ciudadanos y no al revés como sucede actualmente, donde el poder fáctico es quien controla los gobiernos democráticamente elegidos.
Aunque para conseguir todo esto, y además de forma pacífica es absolutamente necesario una organización, que supere el asamblearismo que ha servido de base al movimiento de los indignados, que como todos sabemos es tremendamente ineficiente a la hora de gobernar una ciudad, una provincia o un estado. Porque amigos, no duden Vds. ni por un momento que el movimiento denominado del 15M por si solo, es incapaz de conseguir nada efectivo, si no hay una fuerza política democrática lo suficientemente potente que se sitúe por delante y materialice políticamente hablando sus reivindicaciones. ¿Quién mejor que el Partido Socialista Obrero Español, para realizar esta labor?
He oído por parte de algún tertuliano radiofónico, reclamar del colectivo de indignados, se organice y cree su propia formación política; cuestión de la que discrepo totalmente, pues esto no haría otra cosa que atomizar más el panorama de la izquierda restando capacidad de alcanzar el poder.
A mi entender, solo el socialismo y aún en horas bajas en España, es capaz de dar verdadera respuesta a las reivindicaciones de los ciudadanos, y más cuando al Partido Comunista, hoy denominado Izquierda Unida, ha perdido el norte y se ha lanzado después de estas elecciones municipales a entregar el poder de varios ayuntamientos y alguna comunidad autónoma, a la derecha reaccionaria representada por el Partido Popular, con el único objetivo de quitar poder al PSOE.