lunes, 25 de abril de 2011

UN JUEZ EN EL BANQUILLO Y LOS CORRUPTOS EN LAS LISTAS




El gran error de nuestros padres constituyentes, en la época gloriosa de nuestra mal llamada modélica transición a la democracia, fue redactar la Constitución antes de haber roto definitivamente con el pasado dictatorial y con toda seguridad bajo la amenaza latente de un posible proceso involucionista, porque hay que reconocer que había quien además de ganas, tenía el poder suficiente para iniciarlo.

Digo esto porqué una de las consecuencias fue, como podemos comprobar muy bien hoy en día, que de los tres poderes del estado de derecho: el legislativo, el ejecutivo y el judicial, la democracia llegó solo a dos de ellos, quedándose el tercero, como una especie de reducto donde los nostálgicos de la autocracia, encontraron su edén. Quizás los redactores constitucionales pensaron que era la factura a pagar, para que la transición pudiera hacerse pacíficamente y que pasado un tiempo, cuando por razones de edad, el personal formado en la dictadura fuera dejando paso a una nueva generación ,por si solo este estamento se iría democratizando al menos ideológicamente. Pero nada más lejos de la realidad, nuestros padres constituyentes, no tuvieron en cuenta que el fascismo es una manera de pensar y actuar, y como tal forma ideológica es susceptible de transmitirse de generación en generación, además de cerrar los territorios que ocupa a la mínima oportunidad; o quizás que cuando el proceso democrático se consolidara se establecerían las condiciones para reformarla y adaptarla perfectamente a la nueva realidad.

Hoy, treinta y dos años después de que la carta magna hubiera sido refrendada por la mayoría del pueblo español, nos encontramos que las previsiones que supuestamente hicieron los redactores, no se han cumplido en lo más mínimo, y así a los togados que antaño habían ejercido en el tristemente célebre Tribunal de Orden Público Franquista, han dejado tras su retirada, un batallón que si bien no vivió directamente la época autócrata, son fieles seguidores de sus principios fundamentales. Tampoco se hace hoy posible plantear cualquier reforma constitucional, por el gran predicamento que el conjunto de la derecha española, referenciada en el Partido Popular, tiene en la sociedad española.

Es pues así que lo que se consiguió en el estamento militar, que después del espantoso y trasnochado intento de golpe de estado del 23-F de 1981, con el acceso del socialismo al poder al año siguiente, que en pocos años, una nueva generación no contaminada por la dictadura, y de un claro talante democrático substituyera a los mandos que habían ascendido por méritos en la guerra civil, ha sido del todo imposible alcanzarlo en el tercer poder del estado, el encargado de hacer cumplir unas leyes que a propuesta del ejecutivo el legislativo aprueba, por votación de los representantes electos del pueblo español.

¿Cómo puede explicarse si no, las dilaciones en juzgar casos de corrupción, como el Gürtel por ejemplo, donde la implicación de cargos militantes derechistas es del todo flagrante, y por el contario, la diligencia que se dan en tramitar e incoar procesos a personal de izquierdas que ha sido denunciado por adscritos al Partido Popular?
Pero la prueba más evidente de este gran despropósito que es el poder judicial, no es otra la especial inquina que el tribunal supremo ha emprendido contra un miembro de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón por el “gravísimo delito” de intentar cerrar una trágica e injusta página de nuestra historia reciente, corrigiendo una terrible injusticia de abrir la investigación sobre unos miles de españoles, que hace 80 años alguien decidió hacerlos desaparecer.

También y “casualmente”, la caverna judicial sienta en el banquillo a Garzón por la causa de unas escuchas a conversaciones entre abogados y clientes imputados en la trama Gürtel; un tema que la ley permite en el caso de acusados de terrorismo. ¿No es un atentado terrorista, lo que han hecho todos estos implicados en la causa Gürtel, que con dinero público se han llenado los bolsillos?

lunes, 18 de abril de 2011

HABLEMOS DE ISLANDIA


En estos días convulsos, se ha puesto de moda en muchos medios de comunicación, la llamada revolución silenciosa de Islandia, y que algunos aficionadas al power point, por e-mail pretenden hacer llegar a todo el mundo, exageran hasta el punto de decir que los gobiernos de la UE intentan impedir la difusión de lo que allí sucede, por miedo al contagio en los demás países de la unión. En primer lugar y para todos aquellos que no conozcan este país casi ártico, a caballo entre Europa y América, debo decir que en una superficie de 103.000 Km2, Castilla la Mancha y la Comunidad Valenciana juntas, conviven tan solo 331.000 habitantes. La economía, desde tiempo inmemorial se ha basado en la pesca, particularmente del bacalao y su industria auxiliar, salazón conservera, etc. Otra explotación es la ganadería, aunque prácticamente para su autoconsumo. La escasez de recursos naturales, ha hecho de los islandeses unos grandes aprovechadores, en particular de la energía geotérmica, hecho que les ha dado fama mundial en el campo de las energías renovables. Últimamente dos grandes fábricas transformadoras de la bauxita, que importan, en aluminio que exportan, vienen a complementar los recursos económicos de los islandeses. El 17 de junio de 1944 Islandia obtiene su independencia de Dinamarca, y se constituye en república. La ayuda económica del Plan Marshal para la Europa de la posguerra, permite la industrialización del sector de la pesca, lo que contribuye a dar una gran prosperidad económica a los islandeses. Siguiendo la tónica imperante en la Europa de la posguerra, y aún con el hecho de gobiernos de corte liberal, siempre en el poder, Islandia adopta la socialdemocracia como fórmula económica que permite el reparto de la riqueza generada. Los bancos de titularidad pública, son la fuente financiera siempre controlada desde el poder político; situación que dura hasta la década de los noventa, donde la llamada revolución conservadora, que impulsan Margaret Tatcher y Ronald Reegan, hace mella en la isla, desencadenando una cascada de privatizaciones en el sector bancario; entidades que van a parar a manos de unos especuladores, que abandonan por completo el objetivo de ser el sostén financiero de los islandeses y sus industrias, para dedicarse en cuerpo y alma al lucrativo negocio de la estafas piramidales, engañando a grupos inversores particularmente del Reino Unido y Holanda, con la promesa de una alta rentabilidad, que a la hora de la verdad resultó ser completamente falsa. El pinchazo de la burbuja, pone al descubierto la martingala, y los islandeses reaccionan haciendo saltar el gobierno de derechas, para elegir un nuevo gobierno de izquierdas, al que exigen volver a la situación anterior, re-nacionalizando los bancos y reclamando un regreso a la socialdemocracia además de exigir prisión a los banqueros, responsables del desaguisado. También, se dan cuenta de los problemas causados por un nacionalismo que en épocas de vacas gordas, les había mantenido fuera del paraguas protector de una Unión Europea y de su moneda única, cuando la corona islandesa se devalúa al 50% de su valor, una situación extremadamente grave en un país donde todo debe ser importado, pues en su territorio por no crecer, no crece ni un árbol. Es verdad que los islandeses después de ser consultados, han respondido por dos veces que no aceptan pagar las inversiones fallidas en sus bancos cuando estuvieron privatizados, y que a esta actitud, la que se viene en llamar revolución silenciosa, es la que les aleja cada vez más de una posible y deseada entrada en la Unión Europea y su moneda única, situación que con toda seguridad, les permitiría salir más pronto del marasmo con un coste social mucho menor del que está pagando ahora este sufrido pueblo. ¿Pero se le puede llamar revolución a lo que está haciendo el pueblo islandés? ¿En verdad creen vds. que se está proponiendo un cambio profundo en las estructuras de la economía islandesa? Francamente mi respuesta a estas dos preguntas es sencillamente que no, pues ellos no hacen otra cosa que regresar al control político de sus finanzas, cuestión relativamente fácil cuando lo que cabe administrar son los recursos de 131.000 habitantes, pero de ninguna manera plantean un cambio real de sus estructuras productivas, por lo demás bastante difícil de plantear por razones de climatología entre otras. También en la búsqueda de soluciones los islandeses, persisten en su aislamiento internacional, cuestión a todas luces poco conveniente en una economía globalizada, en la que todos estamos inmersos.

lunes, 11 de abril de 2011

SE VA ZAPATERO


El anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero de no presentarse a la reelección como presidente del gobierno el próximo año, una decisión que si bien para muchos de nosotros, estaba más que cantada desde hace por lo menos un año, parece ser que ha sorprendido a propios y extraños, que no han dudado en soltar andanadas desde los medios de comunicación más o menos afines. Algunos como el principal partido de la oposición, en un intento de confundir al personal, con aquello de mezclar la persona con el cargo, se han lanzado a exigir elecciones generales anticipadas, intuyendo que un cambio en la candidatura socialista, puede mandar al traste todos los pronósticos más que favorables que las encuestas les pronostican. En Cataluña, la derecha nacionalista y ultraliberal que desde Diciembre ocupa el Palau de la Generalitat, aunque no ve peligrar la poltrona pues tienen aun cuatro años por delante, también se han puesto a temblar con la idea que el PSOE repita mandato dentro de un año, por lo que rápidamente han metido manos a la obra, resucitando el viejo mercantilismo chantajista, para exigir lo inexigible, como el Concierto Económico, (ay perdón, ahora lo llaman Pacto Fiscal), bajo la amenaza de hacer frente común con el PP, pidiendo elecciones anticipadas. Otros intentan aprovechar el anunciado proceso de primarias para determinar quien será el próximo candidato del PSOE en los comicios del año que viene, para introducir el virus de la división, intentando confrontar los partidarios de Chacon con los de Rubalcaba. Cuestión inútil a todas luces, al menos en estos momentos, cuando en el PSOE todos están de acuerdo en aparcar el tema hasta después del 22 de mayo. A Zapatero en su segundo mandato le ha tocado bailar con la más fea, una crisis económica a nivel mundial, la primera gran crisis de una economía globalizada y de una España integrada en una moneda común con otros países europeos. Cuestiones ambas que como resulta fácil de suponer, limitan extraordinariamente la independencia de un jefe de gobierno estatal, a la hora de tomar decisiones. Un mundo gobernado desde la derecha y una Unión Europea con la izquierda en horas bajas, no han sido que digamos el ambiente ideal para que un socialista como Zapatero, haya podido plantear medidas de claro carácter socialdemócrata, como muchos hubiéramos deseado. A partir del momento cuando desde el alto mando económico global, se puso a España en el punto de mira, y desde la autoridad monetaria europea se advirtió del serio peligro que para la moneda común representaría la quiebra financiera española; José Luis Rodríguez Zapatero supo que no podría renovar al frente del gobierno español en un tercer mandato, por la manifiesta impopularidad de las medidas que se veía obligado a tomar, además que la circunstancia seria aprovechada por el Partido Popular, para desplegar una fuerte y populista campaña de ataques en contra de su persona, haciéndole directamente responsable del malestar ciudadano, como si el solito hubiera desencadenado la crisis. El anuncio de Zapatero, como decíamos al principio de este artículo, ha conseguido el descoloque de la derecha española, cuando esta empieza a darse cuenta del error monumental de haber personalizado las críticas sobre el gobernante, sin atender que la formación política que le da soporte no solo no se rompe ni lo abandona, si no que muestra una gran cohesión en interés del país entero. Recordemos que las encuestas y sondeos que si bien pronosticaban una victoria estrepitosa del PP en las próximas elecciones, los encuestados, suspendían con muy mala nota, tanto a Zapatero como a Rajoy. ¿Un candidato socialista del agrado de los ciudadanos, será capaz en menos de un año de dar la vuelta a las encuestas? Casi seguro que si, pues solo le bastará con explicar con claridad meridiana quienes son los verdaderos culpables de la crisis en nuestro país, y que la corrupción en el terreno inmobiliario no ha sido ajena a ella; y aquí amigos es donde al Partido Popular le va a costar lo indecible para encontrar un candidato que no esté pringado, como les está sucediendo en Valencia, que contra viento y marea deben presentar a Camps un corrupto declarado de marca mayor, que para más Inri, se rodea de otros nueve implicados en su lista.

lunes, 4 de abril de 2011

¿ERA UN DESASTRE EL TRIPARTITO?


Los catalanes, el pasado mes de noviembre, optamos mayoritariamente por cambiar nuestro gobierno autonómico, desbancando a un tripartito de izquierdas del Palau de la Plaza de Sant Jaume, para situar en su lugar a la derecha nacionalista que representa Convergencia i Unió. Estoy muy seguro que en el cambio influyeron en mucho, el acoso que desde el primer día fueron sometidos, tanto el gobierno que presidió Pascual Maragall como el de José Montilla, por parte de la derecha nacionalista catalana y nacionalista española, que con todos los medios informativos a su alcance, se cebó en ellos haciendo especial hincapié, en los momentos donde la debilidad parlamentaria se ponía de manifiesto, magnificando los errores que sin ninguna duda se producían, o hurgando en las heridas cada vez que convenía. Por otro lado y haciendo gala de una exquisitez democrática desmedida, las tres formaciones que constituían el gobierno, no quisieron ni siquiera aprovecharse en su favor de unos medios públicos como TV-3 o Cataluña Radio, para los que la audiencia no notó diferencia alguna en el tratamiento de los temas de política interior, del modo que se hacia en tiempos de Jordi Pujol. Incluso me atrevería a decir, hablando de su directora Mónica Terribas, que por cierto sigue en el cargo, que cuando entrevistaba a José Montilla y a Artur Mas, parecía como si los papeles estuvieran cambiados, y el opositor fuera el gobernante y quien ostentaba el gobierno estuviera en la oposición. También los medios del resto de España, los adscritos a la derecha y algunos a la izquierda, que parecen no entender, la firme y unánime posición federalista del Partido Socialista de Cataluña, se dedicaron a cargar contra Montilla, atribuyéndole, sorpréndanse Vds. haberse pasado al nacionalismo!. El gobierno tripartito que encabezó José Montilla, tuvo que luchar contra viento y marea para mantener, en estos tiempos económicamente tan convulsos, unos servicios sociales de alta calidad, con una gestión extremadamente ordenada de sus finanzas y siempre con una voluntad de colaboración no mercantilista con el resto de España, consiguió del estado un nuevo sistema de financiación, que se extendió a todas las autonomías, por el que Cataluña obtenía los mayores recursos de toda la historia y las más grandes inversiones del estado en infraestructuras que nunca se habían conseguido. Un ejemplo que avala la buena gestión financiera, del gobierno Montilla, la tenemos en que en un momento determinado, en lo más duro de la crisis económica, no tuvo la mínima dificultad en colocar entre pequeños ahorradores, bonos por valor de 2.000 millones de euros al plazo de un año, y con un interés del 4,75%. Cuestión que contrasta con los inconvenientes que ha encontrado Artur Más, para colocar a la gran banca, 800 millones de los que solo ha conseguido 400 a un interés anual del 5,5%. Claro que entre una y otra emisión, han mediado declaraciones del segundo de a bordo de la formación nacionalista, Oriol Pujol, diciendo que “no se podrían pagar las nóminas”, o las del propio Artur Mas, calificando de ruina las finanzas de la Generalitat; una evidente exageración de la situación real, que con el fin de desprestigiar a los anteriores gobernantes. Lo único que han conseguido es hundir la confianza de todos aquellos que al fin y al cabo les pueden echar un cable. Ahora, Artur Mas, después de suprimir, de momento en parte, impuestos a las clases más pudientes, y de recortar los servicios esenciales del llamado Estado del Bienestar, como la educación y la sanidad públicas. Nos vende la moto de conseguir, mediante el regreso al mercantilismo más puro y duro, que tanto daño hizo en otro tiempo a la imagen de Cataluña en el resto de España, un concierto económico al puro estilo de las comunidades forales, aunque lo disfrace con el eufemismo de Pacto Fiscal, como la única solución a nuestros problemas financieros. La frase pronunciada, ante un nutrido grupo de empresarios en Madrid: “los catalanes somos los alemanes de España, también hartos de pagar” es claramente definitoria del pensamiento del actual President, a quien parece no importarle lo más mínimo la solidaridad entre los pueblos de España. Por todo lo dicho, y sin discutir en lo más mínimo la victoria electoral de la formación derechista catalana, creo que en Cataluña se empieza a ver que quizás con el Tripartito íbamos mucho mejor y a lo mejor en el resto de España algunos de los que cargaron contra Montilla, empiezan a notar que han salido del fuego para meterse en las brasas.