El ministro de Trabajo Celestino Corbacho la semana pasada, manifestaba su extrañeza que a los grandes ejecutivos del sector financiero de nuestro país, la mayoría con contratos blindados que suponen a casi todos ellos, una garantía de por vida en caso de perder el trabajo, y que no cejan en su demanda del abaratamiento de la indemnizaciones por despidos de todos aquellos trabajadores que no se encuentran en su situación, en reconocer que su gestión ha sido, además de otros factores, también causa de la actual crisis económica en la que estamos inmersos.
Desde mi ignorancia tanto en cuestiones económicas como laborales, (mis conocimientos se limitan a la información que obtengo de los periódicos y de una cierta capacidad para razonar y sacar conclusiones), quiero manifestar mi total apoyo a las consideraciones efectuadas por el ministro, pues a mi modo de ver, y como casi siempre en esta crisis, se intenta que los errores de unos pocos los paguemos a escote entre todos y esto a mi modo de ver es una gran injusticia que no debemos permitir de ninguna manera y mucho menos un gobierno ideológicamente de izquierdas.
Después que el llamado dialogo social haya pasado a mejor vida, por obra y gracia de unos dirigentes patronales del todo reaccionarios, y que los mandamases del sector financiero de nuestro país, no solo no hayan sabido agradecer los esfuerzos que entre todos hemos hecho para salvarles la cara, evitándoles el golpe, seguramente mortal, que se hubieran pegado muchos de ellos, si el gobierno Zapatero les hubiera dejado en la caída libre en que ellos mismos se habían situado; creo llegado el momento de hacer un paso decisivo para la reconstrucción de un sector público potente en nuestro país, un sector publico no solo de servicios, si no de producción de bienes, un sector público gestionado con alta profesionalidad y capaz de arriesgar en inversiones de tecnología punta y altamente competitivo con el sector privado. Un sector público que acabe con los mercados especulativos, responsables en gran parte del crack en que nos han metido todos estos personajes a los que Corbacho se refiere en sus declaraciones, cuyo egoísmo les sigue teniendo vendados los ojos y solo esperan que todo vuelva a ser como antes en unos mercados dominados por la corrupción.
Porque no lo duden amigos, el sector financiero español, desde antes del comienzo de la debacle económica, ya venia ocultando sus miserias con un stock de activos inmobiliarios, acumulado cuando sus clientes del sector ladrillo dejaron de pagar las cuotas de sus créditos, acortando con esta estratagema su listado de morosos.
Convertir en dinero estos activos, no es cuestión sencilla, en unos momentos donde vender un piso es casi una hazaña y por otro lado, para las entidades financieras es cuestión casi imprescindible para obtener la liquidez necesaria que les permita entrar otra vez en la dinámica de la concesión de créditos a las empresas y al consumo.
No nos debería extrañar que las entidades financieras al igual que una parte de la patronal, opten por una salida en falso de esta crisis, una salida que les permita pasar el muerto del stock antes mencionado a otros, con el fin que en la siguiente gran caída, no les pille a contrapié como ha sucedido esta vez.
El trabajo del gobierno socialista, debe ser fundamentalmente impedir que estos personajes se salgan con la suya, pues una salida en falso, sin afrontar ahora de cara el problema real y el cambio de bases que la economía española necesita, la subsiguiente caída podría resultar del todo desastrosa para las clases populares españolas.
Los bancos y cajas de ahorros de nuestro país, a parte de fusiones y otras estrategias, deberán convertir en dinero sus activos inmobiliarios, con substanciales pérdidas de beneficios, como contrapartida a los ejercicios en que las ganancias han sido en extremo exageradas, motivo, en gran parte, según advierte el ministro Celestino Corbacho, de la situación en que nos encontramos.
Vuelvo a felicitar al Sr. Ministro por la valentía y claridad de ideas que demuestra con sus declaraciones, aunque le invitaría a ir un poco más allá y pedirle use su influencia en el actual ejecutivo, para que de acuerdo con los sindicatos mayoritarios se trace un nuevo plan de creación de una banca pública, base de un nuevo sector público industrial que como he dicho antes, compita y controle al sector privado, que al menos en nuestro país ha demostrado ser totalmente incapaz de llevar las riendas económicas de una manera profesional y democrática.
Desde mi ignorancia tanto en cuestiones económicas como laborales, (mis conocimientos se limitan a la información que obtengo de los periódicos y de una cierta capacidad para razonar y sacar conclusiones), quiero manifestar mi total apoyo a las consideraciones efectuadas por el ministro, pues a mi modo de ver, y como casi siempre en esta crisis, se intenta que los errores de unos pocos los paguemos a escote entre todos y esto a mi modo de ver es una gran injusticia que no debemos permitir de ninguna manera y mucho menos un gobierno ideológicamente de izquierdas.
Después que el llamado dialogo social haya pasado a mejor vida, por obra y gracia de unos dirigentes patronales del todo reaccionarios, y que los mandamases del sector financiero de nuestro país, no solo no hayan sabido agradecer los esfuerzos que entre todos hemos hecho para salvarles la cara, evitándoles el golpe, seguramente mortal, que se hubieran pegado muchos de ellos, si el gobierno Zapatero les hubiera dejado en la caída libre en que ellos mismos se habían situado; creo llegado el momento de hacer un paso decisivo para la reconstrucción de un sector público potente en nuestro país, un sector publico no solo de servicios, si no de producción de bienes, un sector público gestionado con alta profesionalidad y capaz de arriesgar en inversiones de tecnología punta y altamente competitivo con el sector privado. Un sector público que acabe con los mercados especulativos, responsables en gran parte del crack en que nos han metido todos estos personajes a los que Corbacho se refiere en sus declaraciones, cuyo egoísmo les sigue teniendo vendados los ojos y solo esperan que todo vuelva a ser como antes en unos mercados dominados por la corrupción.
Porque no lo duden amigos, el sector financiero español, desde antes del comienzo de la debacle económica, ya venia ocultando sus miserias con un stock de activos inmobiliarios, acumulado cuando sus clientes del sector ladrillo dejaron de pagar las cuotas de sus créditos, acortando con esta estratagema su listado de morosos.
Convertir en dinero estos activos, no es cuestión sencilla, en unos momentos donde vender un piso es casi una hazaña y por otro lado, para las entidades financieras es cuestión casi imprescindible para obtener la liquidez necesaria que les permita entrar otra vez en la dinámica de la concesión de créditos a las empresas y al consumo.
No nos debería extrañar que las entidades financieras al igual que una parte de la patronal, opten por una salida en falso de esta crisis, una salida que les permita pasar el muerto del stock antes mencionado a otros, con el fin que en la siguiente gran caída, no les pille a contrapié como ha sucedido esta vez.
El trabajo del gobierno socialista, debe ser fundamentalmente impedir que estos personajes se salgan con la suya, pues una salida en falso, sin afrontar ahora de cara el problema real y el cambio de bases que la economía española necesita, la subsiguiente caída podría resultar del todo desastrosa para las clases populares españolas.
Los bancos y cajas de ahorros de nuestro país, a parte de fusiones y otras estrategias, deberán convertir en dinero sus activos inmobiliarios, con substanciales pérdidas de beneficios, como contrapartida a los ejercicios en que las ganancias han sido en extremo exageradas, motivo, en gran parte, según advierte el ministro Celestino Corbacho, de la situación en que nos encontramos.
Vuelvo a felicitar al Sr. Ministro por la valentía y claridad de ideas que demuestra con sus declaraciones, aunque le invitaría a ir un poco más allá y pedirle use su influencia en el actual ejecutivo, para que de acuerdo con los sindicatos mayoritarios se trace un nuevo plan de creación de una banca pública, base de un nuevo sector público industrial que como he dicho antes, compita y controle al sector privado, que al menos en nuestro país ha demostrado ser totalmente incapaz de llevar las riendas económicas de una manera profesional y democrática.